Morante de la Puebla, una hora a hombros por Barcelona

Como en otras épocas cuando los toreros, después de una gran faena, eran llevados en volandas por las calles hasta los hoteles donde se hospedaban. Algo muy parecido fue lo que se vivió ayer en Barcelona.

Gusto, naturalidad, temple y sentimiento. Morante enamoraba a la Monumental con una faena plagada de matices artísticos y gestos toreros. La plaza se rinde, agita 10 mil señeras. El delirio llega en el quinto y con él las dos orejas. La emoción se traslada del ruedo a las calles. La prohibición de celebrar corridas en la Monumental ha estado sin duda detrás deel arranque de los aficionados que, espontáneamente, tras una faena de libro de Morante de la Puebla, lo cogieron en hombros y así lo llevaron varios kilómetros por la ciudad condal al grito de "Libertad, libertad" o "Morante, torero".

Tras una hora de recorrido lo dejaron a las puertas de su hotel. Y no contentos con eso, allí permanecieron hasta que el diestro salió al balcón de su habitación a saludar.

La emoción del diestro

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