Jubilación

Adiós a Pichardo, la emblemática tienda de disfraces de Sevilla: "Ha llegado el momento de jubilarme"

Diego Díaz junto a la entrada de su todavía negocio, Pichardo. Redacción
  • Tras 73 años disfrazando a varias generaciones, Pichardo, una tienda mítica del centro de Sevilla baja la persiana para siempre por la jubilación de su dueño

  • En la última década, la competencia feroz y la progresiva desaparición de vecinos en el centro han hecho cada vez más difícil mantenerla abierta

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SevillaCuando Diego comenzó a "trabajar" en la tienda de disfraces de su padre, apenas asomaba la cabeza detrás del mostrador. Allí, en ese pequeño local de una de las calles más céntricas de Sevilla, ha visto como se vestía la imaginación de hasta tres generaciones. "Pichardo", más que un comercio, es un emblema de la ciudad. El último en echar el cierre: "Con todo el dolor de mi corazón, ha llegado el momento".

Diego Díaz se va a jubilar a los 68 años ("llevo tres años pensándolo") y nadie espera el relevo: "Además en los últimos años todo ha cambiado, las ventas no son como antes, la competencia es más fuerte y el negocio online nos ha hecho daño", dice el todavía dueño de una fábrica de sueños que ha hecho realidad las ideas de abuelos, padres y nietos.

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Será raro no ver el colorido escaparate, lleno de máscaras y pelucas, resaltando entre la solemnidad de la plaza de San Andrés. Un negocio local dedicado a vestir los carnavales, fiestas y cabalgatas que ha luchado por sobrevivir en un casco histórico cada vez más dedicado a quienes vienen de fuera: "Casi no quedan vecinos, todo es turismo", y eso ha tenido mucho peso en la balanza.

Liquidación al 50% hasta vaciar la historia de Pichardo

Una historia, la de Pichardo, que empezó hace 73 años, pero "hasta aquí hemos llegado". Ahora el responsable del adiós quiere dedicarse el tiempo que tantas veces le ha robado el negocio: "He trabajado en festivos, fines de semana, horarios eternos...".

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La fecha definitiva del cierre no está escrita todavía, de momento la tienda va a permanecer abierta con una gran liquidación: todo al 50%. "Es menos del precio de costo, pero es también una forma de agradecimiento a mis clientes de toda la vida".

Pichardo era (y de momento sigue siendo) una de esas esquinas donde aún se respiraba barrio, tradición y alegría. Un rincón que disfrazó a tres generaciones y que ahora baja el telón.