Los astrónomos están expectantes. La madrugada del martes podría producirse en la Tierra una nueva lluvia de estrellas bautizada como “tau Herculids”, fruto de un cometa desintegrado que recorre el sistema solar. La “lluvia meteórica” podría ser la más llamativa de todo el año, pero el espectáculo no está garantizado.
La noche del lunes 30 al martes 31 de mayo será todo o nada. La NASA considera la posibilidad de que se produzca una lluvia de meteoros impresionante al estrellarse en la Tierra los restos de un cometa destruido llamado 73P/Schwassmann-Wachmann, o SW3, como abrevian su nombre los astrónomos.
Si esto ocurre y los fragmentos de SW3 se estrellan contra la atmósfera terrestre lo suficientemente rápido, habrá una “lluvia meteórica” a la que merece la pena estar atentos. De lo contrario, los pedazos del cometa podrían no precipitarse sobre la Tierra a la velocidad estimada, en cuyo caso el espectáculo no estará a la altura de las expectativas.
El cometa fue descubierto por primera vez en 1930 por dos astrónomos que le dan nombre. A lo largo de los años, se han recopilado algunos datos a través de observaciones sobre SW3. El objeto orbita el Sol cada 5,4 años, y se calcula que sus escombros pueden estrellarse contra la Tierra a 354 kilómetros por hora, una velocidad que nos regalaría una lluvia de estrellas llamativa.
Alrededor del año 1970, el cometa reapareció con aspecto similar, pero volvió a mostrarse en 1995, cuando claramente empezó a “deshacerse” en su acercamiento al Sol y su brillo se multiplicó por 600 a medida que el cometa se desgajaba en decenas de pedazos. Las observaciones del Telescopio espacial Spitzer confirmaron en 2009 que los fragmentos del cometa parecían viajar bastante rápido por el espacio.
Los meteoros de las tau Herculids que podrían verse esta noche, aunque podrían ser numerosos, no tendrían un brillo demasiado espectacular, pero la coincidencia con la luna nueva les daría todo el protagonismo, sin otra luz que los eclipse.