Marian Benito 20 ABR 2025 - 07:00h.

George Lucas y Steven Spielberg crearon a Indiana Jones, el legendario personaje que desde 1981 interpreta Harrison Ford, y Myriam Seco (Sevilla, 1967) se hizo a sí misma. Es nuestra Indiana Jones. Arqueóloga y egiptóloga, su nombre es imprescindible cuando se habla de excavaciones en Oriente Medio y Egipto. Es autora de varios libros y ha impulsado importantes proyectos arqueológicos. Desde 2008 dirige su propio proyecto de excavación e investigación en el yacimiento del templo de Millones de Años de Tutmosis III.

A vuela pluma, podríamos presentarla así, pero es en la conversación donde Myriam destapa un carisma y una personalidad entrañables. A medida que vamos conociendo su historia, entendemos que realmente tiene rasgos de Indiana Jones. Como él, es arqueóloga y profesora universitaria, inteligente, culta y con vastos conocimientos. Aunque académica, prefiere el trabajo de campo y uno de sus grandes enojos es la burocracia, aunque ya ha aprendido a convivir con ella.

Sin ser temeraria, es valiente, pero no una trotamundos que busca la aventura en sí misma, sino que todo lo que hace es "con un propósito muy concreto siempre vinculado al descubrimiento de esa civilización egipcia fascinante y nuestros propios orígenes", nos cuenta. Todo ello puede que le acerque a Indiana Jones, pero se ha ganado por méritos propios su lugar muy respetado entre los egiptólogos de renombre.

Manuela, su alter ego literario

Estos días ha cobrado especial interés por su colaboración con Miriam Mosquera (Madrid, 1991), historiadora especializada numismática andalusí, que acaba de publicar 'Manuela Jones. El misterio de la Alhambra' (editorial Molino), un libro de literatura juvenil que, curiosamente, podría retratar los primeros años de Myriam. "Me veo identificada con su protagonista, una niña muy curiosa y con ganas de vivir aventuras. He asesorado a la autora en la descripción de los sucesos arqueológicos y otros detalles".

Reconoce que ya desde niña se despertó en ella su pasión por la historia y los viajes. "Recuerdo que esperaba impaciente la llegada de la feria de Abril de Sevilla. No por sus casetas, alumbrado, trajes de flamenca o la tradicional cena del 'pescaíto', sino por los viajes que hacía con mi familia, mis tíos y mis primos. Esta atracción por la cultura y las gentes fue creciendo y enseguida nació mi fascinación por el antiguo Egipto y sus huellas".

Investigación del templo de Tutmosis III

Lleva años al frente de los trabajos de investigación del templo funerario de Tutmosis III, uno de los faraones más importantes del Antiguo Egipto y con mayor visión militar. Reinó hace unos 3.500 años, lideró numerosas campañas militares en Asia y Nubia y expandió las fronteras de Egipto hasta el Éufrates (actual Siria e Irak) y el cuerno de África. Las excavaciones han permitido a Myriam descubrir a este personaje, tan temido como respetado, pero, sobre todo, entender las habilidades administrativas de la época y el día a día de sus gentes.

Su tumba fue una de las primeras en el Valle de los Reyes en tener una estructura más compleja y las paredes están decoradas con escenas del 'Libro del Amduat', un texto funerario que describe el viaje del faraón por el inframundo durante la noche. A causa de los saqueos, cuando los arqueólogos encontraron el templo funerario en1898, el sarcófago estaba vacío. Su momia había sido descubierta en 1881 en el "escondrijo" de Deir el-Bahari, en las laderas de la montaña tebana.

Llegar al punto en el que se encuentra hoy Myriam como egiptóloga de referencia mundial no ha sido fácil. "Cuando terminé mi tesina en la Universidad de Sevilla, tuve que viajar a Alemania para iniciar mi formación como arqueóloga en Egipto. En España era imposible conseguir una beca como la que me dio la Universidad de Tubinga, una de las más antiguas del país. Esto me permitió trabajar en el Mar Rojo, en un proyecto en Líbano. Desde entonces, los desafíos han sido continuos, pero apasionantes", dice.

Su impacto al llegar a El Cairo

Entre sus miles de recuerdos y vivencias, destaca la impresión que se llevó la primera vez que visitó El Cairo. "Descubrí una ciudad caótica, sucia, tumultuosa, maloliente, sin planificación y con el ritmo acelerado. Nada que ver con la ciudad que yo había idealizado. Llegué en 1995, recién especializada en egiptología, y aquello me pareció un verdadero horror. Mi visión cambió absolutamente con la primera excavación en el desierto. Una vez superado el primer impacto, la atracción fue irresistible".

Experimentó una especie de síndrome de Stendhal, ese conjunto de síntomas que se desatan al contemplar un gran número de arte y saturación de belleza en un mismo espacio. Han pasado 30 años y esta arqueóloga andaluza que ahora pasa parte del año impartiendo clases en la Universidad de Sevilla y el resto en las excavaciones egipcias, adora su vida itinerante y "no imagina una vida alejada de Egipto" y de sus infinitos tesoros arqueológicos. "En Egipto está la cuna de la humanidad", zanja con pleno convencimiento.

Al principio fui con una beca de tres meses, luego conseguí un contrato en el Museo Nacional Egipcio con financiación norteamericana y allí fui conociendo gente que me iba llevando de un proyecto a otro. En 1998 unos franceses buscaban gente para hacer arqueología subacuática en Alejandría. Hice un curso de submarinismo en Granada, de tres días, y me capacité para la arqueología subacuática".

Su currículum es impresionante: el templo de Amenofis III, las pirámides de Dashur, la antigua y monumental Tebas, Tiro o la ruta de las especias en el Mar Rojo. Participó en el documental 'El Misterio del Nilo', que se rodó entre 2003 y 2004. Un periodista, un fotógrafo y la arqueóloga grabaron una expedición desde el nacimiento del Nilo Azul hasta su desembocadura. Recorrieron Etiopia, Sudán y Egipto. Viajaron en kayak, hicieron rafting y navegaron en chalupa.

Sabiduría milenaria

Desde la capital hispalense o a los pies del templo funerario de Tatmesis III, no hay día que a Myriam no le deslumbre "la sabiduría milenaria que encierran sus tumbas, sus enigmas, sus mitos y hechos históricos, los rituales funerarios y el arte que se ha mantenido inalterado durante miles de años". Entre los descubrimientos de su proyecto actual, se encuentran tres tumbas datadas en unos 4000 años de antigüedad, localizadas en el promontorio situado al exterior del muro perimetral norte. "A pesar del paso del tiempo y de haber sido saqueadas, estas sepulturas conservan fragmentos de cartonajes funerarios ricamente decorados que ofrecen valiosa información sobre las creencias y prácticas funerarias de la época", explica.

El templo de Tutmosis se construyó sobre unos enterramientos más antiguos de una ciudad de trabajadores. "Hay muchísima información: tumbas individuales muy bien conservadas o una necrópolis de trescientos o quinientos años antes. Eran personas humildes, trabajadoras y con una dieta muy limitada. Los huesos lo cuentan todo. Por sus lesiones de espalda, sabemos que algunas mujeres hacían tareas en el campo e incluso en la construcción. Hemos encontrado incluso un caso de leucemia, un hombre torturado o un niño con hidrocefalia y espina bífida, de seis años, enterrado con su ajuar. También hemos descubierto un basurero de mil quinientos antes de Cristo".

Aunque la legislación del país es muy estricta con todos estos hallazgos y las muestras no pueden sacarse, las nuevas tecnologías y laboratorios in situ han permitido un gran paso en la investigación. "Es fascinante trabajar con mi propio equipo y dirijo excavaciones. Nunca dejaré de sorprenderme. Los trabajos realizados en el sector de almacenes y talleres, así como en la zona exterior del muro perimetral oeste, han arrojado luz sobre aspectos curiosos de la vida y la cultura del antiguo Egipto. Es una civilización con gran influjo en la medicina, la economía, las matemáticas, la gestión de los recursos naturales y otros ámbitos de nuestra vida".

Su ambicioso museo

Aunque su gran quebradero es la financiación, actualmente su proyecto, una colaboración entre la Universidad de Sevilla y el Ministerio de Turismo y Antigüedades de Egipto, cuenta con el patrocinio de la Fundación Gaselec, la empresa Arabian Cement y el American Research Center in Egypt. A Myriam le queda todavía muchísima documentación y patrimonio por descubrir y por estudiar. Su mayor ambición es inaugurar el museo que está preparando cerca de las pirámides. De ninguna manera puede ni quiera desprenderse de aquel Cairo que la recibió con su habitual desconcierto. "Egipto es diferente. Es mi casa porque su gente me hace sentir así".