La verdad sobre que tus orejas y nariz nunca dejan de crecer: lo que dice la biología sobre el envejecimiento
Aunque aumenten de tamaño, realmente la nariz y orejan sufren una mezcla de degradación del cartílago y la inevitable fuerza de la gravedad.
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Nuestros cuerpos y rostros presentan cambios significativos a medida que envejecemos, señal inequívoca de que vamos acumulando años en el DNI. Uno de los más evidentes, si te has fijado en las personas de la tercera edad, es que parece que las orejas y nariz, por muy estilizadas que estuvieran en su juventud, siguen creciendo y quedan incluso desproporcionadas con otras partes de la cara, pareciendo demasiado grandes al llegar a la tercera edad. Sin embargo, ¿qué hay de cierto en esto y qué sucede realmente con nuestras orejas y nariz cuando envejecemos?
¿Qué les sucede realmente a nuestras orejas y nariz?
Aunque parezcan crecer en tamaño, técnicamente ni la nariz ni las orejas están creciendo. El crecimiento se detiene en los seres humanos en torno a los 20 años de edad y, a partir de entonces, los cambios no son debidos a esto. De hecho, es bien sabido que lo más probable cuando envejecemos es que mengüemos en tamaño. Por tanto, siendo meticulosos con la terminología, ni la nariz ni las orejas crecen en la vejez. Eso sí, lo que puede suceder es que aumente la cantidad de pelo que tienen.
Hay un denominador común ambas partes y es que están formadas principalmente por cartílago. El paso del tiempo afecta al tejido conectivo de la piel y el cartílago y este último tiende a irse cayendo con el tiempo. Al ser un tejido flexible, es más resistente que la piel, pero menos que los huesos. Por tanto, cuando pasan los años deja de dar soporte a la piel que los recubre y eso puede hacer parecer que han crecido estas zonas. Por tanto, a medida que envejecemos, nuestra nariz y orejas se hacen más grandes, pero no porque estén creciendo, sino como fruto de la gravedad. No por la falsa creencia que tienen algunos de que es el cartílago el que no deja de crecer, sino por lo explicado anteriormente. El cartílago, como otros formado por colágeno y otras fibras, comienzan a descomponerse con la edad, por lo que, si la nariz comienza a descolgarse, sumado a que las mejillas y los labios pierden volumen, hará que todo lo demás parezca comparativamente más grande.
En lo que respecta a las orejas, sucede algo similar al caso de la nariz y el crecimiento no es tal, sino fruto de la gravedad, porque hacia los 10 años tienen su tamaño definitivo. Concretamente, el efecto de la gravedad se manifiesta principalmente en los lóbulos con el paso de los años, ya que el tejido blando que los rodea pierde tono y elasticidad con la edad, manifestándose más bien en esta parte formada por piel que acaba colgando más de lo que lo hacía, de una forma similar a lo que sucede por ejemplo en el cuello con la papada que cuelga. Puede parecer que nuestras orejas siguen creciendo, pero lo que realmente está sucediendo es más un cambio de forma que de tamaño.
En cuanto a los nuevos porcentajes de orejas y nariz al envejecer, durante décadas ha habido varios estudios que se han dedicado a comprobar cuánto 'crecen'. Ya en 1995, un estudio apropiadamente titulado '¿Por qué los ancianos tienen orejas grandes?' arrojó como resultado que después de los 30 años, nuestras orejas se agrandan aproximadamente 0,22 milímetros por año. Otro estudio posterior cifró el crecimiento de la circunferencia de las orejas en 1,96 mm anuales. En cuanto a la nariz, también se han llevado a cabo estudios científicos con muestras de personas de varias edades para comparar cómo aumentan su tamaño. Un estudio de 2011 realizado por investigadores de la Universidad de Milán descubrió que la superficie total de nuestras narices también aumenta a lo largo de nuestras vidas. Cuando tenemos entre 65 y 80 años hay aproximadamente un 15% más de nariz en nuestra cara que cuando tenemos entre 18 y 30 años.
¿Se puede frenar este aumento de tamaño?
Como decíamos anteriormente, aunque el crecimiento suele detenerse alrededor de los 20 años, sí que hay ciertas zonas que sí se puede apreciar que han crecido y no se debe solamente al reblandecimiento mezclado con la gravedad. Por ejemplo, cuando el esqueleto ha terminado de crecer y las placas de crecimiento entre los huesos se fusionan, técnicamente los huesos no pueden seguir creciendo, ni siquiera los pequeños huesos de las orejas y la nariz, pero hay dos excepciones: la pelvis y el cráneo. No obstante, el crecimiento que ocurre es más bien microscópico: aproximadamente 2,5 centímetros de diámetro en la pelvis a partir de los 60 años y el cráneo tiende a crecer ligeramente, volviéndose más prominente alrededor de la frente.
Por tanto, librarnos de esas narices y orejas más extensas que cuando éramos jóvenes es realmente complicado porque todos experimentamos estos mismos cambios a medida que envejecemos y, aunque a menudo parezca que nuestras orejas y nariz aumentan de tamaño con la edad, en realidad, simplemente están pasando por un proceso normal de ablandamiento que todos experimentamos y de fuerzas que también son comunes a todos los humanos en este planeta, ya que la incesante atracción de la gravedad terrestre hará que se vean más grandes. Afortunadamente, la edad suele ir acompañada de una aceptación pacífica de cómo eres ahora y de los cambios físicos que conlleva.