Psicología

El enigma de la memoria flash: ¿Por qué de repente recuerdas algo de tu infancia sin venir a cuento?

Fotografias de la infancia
Ciertos recuerdos de la infancia parecen ser tan precisos como si viéramos una foto antigua. Unsplash
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La memoria humana es todavía un enigma en el que hay mucho por resolver y en el que la neurociencia tiene mucho trabajo pendiente. Hay muchos interrogantes sobre la jerarquía de los recuerdos, que puede hacer que no recordemos qué comimos ayer, pero de repente hacernos recordar algo relativo a nuestra infancia con una aparente precisión quirúrgica. ¿A qué se deben esos recuerdos autobiográficos que aparecen de la nada?

¿Por qué regresan los recuerdos de la infancia?

En psicología se define la memoria flash (flashbulb memory) como un tipo de recuerdo extraordinariamente vívido y duradero de eventos cargados de un fuerte componente emocional. En ocasiones está estrechamente ligado a acontecimientos históricos que perduran en el imaginario colectivo (por ejemplo, puedes recordar qué hacías mientras vivías lo sucedido el 11-S o el 11-M o cuando el hombre llegó a la Luna por primera vez). Sin embargo, también el mismo mecanismo puede aplicarse con vivencias personales muy intensas, incluidas experiencias de la infancia que tienen un valor personal pero no significar nada para otras personas y que de repente aparezcan en tu cabeza sin un motivo aparente.

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Este tipo de recuerdos persisten en el tiempo y pueden durar décadas, incluso si no recuerdas muchas otras cosas del mismo periodo temporal. A base de aparecer de cuando en cuando en tu cabeza, creemos tener una sensación de confianza muy alta en el nivel de precisión con el que recordamos dicho suceso. Sin embargo, ciertos estudios han demostrado que estos recuerdos de un hecho y su contexto no son tan fotográficos como podría parecer.

Estos recuerdos que aparentemente permanecen intactos durante tanto tiempo realmente son como otro tipo de recuerdos y pueden reconstruirse y alterarse. En lugar de ser considerados “recuerdos fotográficos” más bien habría que considerarlos como un lienzo que ya tiene ciertos elementos y en el que vamos rellenando los huecos y conformando ese recuerdo. Cuando viene de nuevo a nuestra memoria, partimos de esa base y podemos pintar encima, por lo que hayan quedado realmente muy precisos o bastante inexactos, se irán apareciendo cada cierto tiempo.

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A nivel neurológico, este tipo de recuerdos son fruto de la interacción de dos mecanismos cerebrales, lo cual fortalece las sinapsis implicadas justo durante el momento de alta intensidad emocional y que serían los responsables de que ese recuerdo quede ‘marcado a fuego’ en primer lugar. Hablamos de la amígdala, que es la encargada de registrar la carga emocional y potenciar la fijación de la memoria a largo plazo. Por otra parte, el llamado hipocampo integra el contexto espacial y temporal, haciendo del conjunto ese lienzo que creemos que es fotografía, pero que sí que incluye de inicio bastantes detalles reales del momento en cuestión.

Por qué los recuerdos aleatorios aparecen en nuestra cabeza

Sobre los desencadenantes que hacen que estos recuerdos regresen de vez en cuando, hay un estudio reciente publicado en la revista Memory de un psicólogo en el Reino Unido que hizo grabaciones de audio de sus viajes diarios para recopilar datos sobre recuerdos autobiográficos involuntarios (IAM, por sus siglas en inglés). Según los datos de Andrew Laughland, es más probable que los IAM se desencadenen por señales "dinámicas" (estímulos nuevos e inesperados) en lugar de señales "estáticas". Según el autor, que observó la aparición de estos recuerdos involuntarios con una frecuencia de casi uno por minuto, “resulta irónico el papel que juega la novedad en la activación de recuerdos autobiográficos en nuestra vida diaria, con nuevos detalles en nuestro entorno que evocan viejos recuerdos de nuestro pasado”.

Si creemos que estos recuerdos autobiográficos aparecen inesperadamente en nuestras cabezas, aparentemente de la nada, el trabajo de este psicólogo desmonta esa teoría y no es realmente como un flash que aparece de forma espontánea sin venir a cuento. Sus grabaciones de audio revelaron que muchos de los recuerdos espontáneos que grabó durante sus viajes no son espontáneos en absoluto, sino que habían sido provocados por señales que había encontrado previamente con diferencia en la brecha temporal entre el estímulo y la aparición del recuerdo, pudiendo ir desde varios segundos a incluso minutos antes. Revisando sus grabaciones, había sido un estímulo ambiental previo el que en realidad había preparado un recuerdo o recuerdos que recordó más tarde, aparentemente de la nada.

En cuanto a los sentidos como desencadenantes de recuerdos, los neurocientíficos creen que la fuerte asociación entre ciertos olores y los recuerdos tempranos puede deberse a que el bulbo olfativo del cerebro, que es responsable del sentido del olfato, está estrechamente ubicado y vinculado a los centros del cerebro que gobiernan la memoria y las emociones.

La música también puede crear recuerdos muy poderosos y persistentes, lo que explica que escuchar una canción pueda evocar recuerdos repentinos de cierta situación en la que estuvo presente ese tema musical debido a la fuerte conexión entre la música, la emoción y la memoria en el cerebro. La música activa múltiples regiones cerebrales, incluyendo las implicadas en el procesamiento del sonido, las emociones y la memoria, creando un vínculo poderoso entre una canción y el evento asociado. Estos recuerdos pueden ser increíblemente vívidos, casi como instantáneas en el tiempo, capturando los detalles del evento y las emociones vividas en ese momento. Por tanto, cuando reaparece ese desencadenante, también lo hace un recuerdo en el que estuviera como protagonista.