Música

¿Podría el reguetón estar 'apagando' el cerebro de tu hijo adolescente?

¿Podría el reguetón estar 'apagando' el cerebro de tu hijo adolescente?
¿El reguetón es bueno o malo para el cerebro?. Getty Images
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En redes y blogs circula una afirmación que podríamos considerar ciertamente provocadora: que escuchar reguetón o hip‑hop podría “apagar” el cerebro, mientras que el rock lo activaría o estimularía más. Es bien conocida la importancia de la música para el cerebro, y esta información vendría a reforzarla, en una línea muy concreta. 

Esta idea se atribuye a un supuesto estudio del programador Virgil Griffith; sin embargo, también es cierto que existen dudas sobre el respaldo científico de esta afirmación. Lo que sí hay son estudios sólidos que muestran que diferentes géneros musicales activan redes cerebrales distintas: no hay géneros que “apaguen”, sino variaciones en el patrón de activación.

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El “estudio” de Griffith: mito o anécdota

El supuesto estudio de Virgil Griffith se titula “Music That Makes You Dumb”, y en él habría cruzado datos de Facebook sobre gustos musicales con puntuaciones académicas tipo SAT de varias universidades. Según su análisis, los estudiantes que escuchan reguetón parecen asociados a menores calificaciones, mientras que para el rock clásico se observan puntuaciones más altas. 

Sin embargo, hay que tener en cuenta que esta correlación que Virgil Griffith ha encontrado no mide la activación cerebral concreta, no tiene en cuenta variables tan importantes como el nivel socioeconómico, la educación o el contexto cultural, y tampoco aparece avalada por ninguna institución o publicación científica. Se trata tan solo de un análisis estadístico y, por lo tanto, no puede considerarse como evidencia científica de los efectos de un género musical en el cerebro.

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Por contraste, hay otros estudios más profundos en neurociencia musical que sí emplean técnicas fMRI o EEG para analizar las distintas activaciones cerebrales frente a distintos estilos.

Lo qué sí demuestran los estudios

Un trabajo importante es “Music Style Not Only Modulates the Auditory Cortex, but Also Motor‑Related Areas” de Martín‑Fernández y colaboradores. En este experimento con 28 participantes sin formación musical, al escuchar fragmentos instrumentales de reguetón, electrónica, folk y música clásica durante resonancia magnética funcional, el reguetón produjo una mayor actividad cerebral en áreas auditivas y también en zonas motoras, particularmente en comparación con la música clásica. En su análisis de regiones de interés, ese efecto se intensificaba en el sistema motor‑auditivo. 

Este resultado apunta en dirección contraria al “apagamiento”, afirmando que el reguetón activa redes cerebrales relevantes, posiblemente por su ritmo, energía y estructura repetitiva.

Por otro lado, hay estudios sobre música rock y creatividad que muestran activación de distintas zonas prefrontales del cerebro cuando los músicos hacen improvisación rock, lo que sugiere que estilos más complejos o creativos pueden implicar redes verbales o cognitivas adicionales.

Rockero

Además, otras investigaciones recientes sobre cómo el cerebro “resuena” con el ritmo musical explican que la música no solo se escucha, sino que nuestros cerebros y cuerpos “se sincronizan” con ella. Un estudio del McGill University sugiere que nuestras oscilaciones cerebrales se alinean con los ritmos, melodías y armonías para generar emoción, movimiento y sentido.

Y un trabajo reciente liderado por la Universidad de Connecticut habla de la teoría de resonancia neuronal, que sostiene que no solo la predicción musical sino que también la sincronización real entre estructuras neuronales y la música explican por qué sentimos el ritmo, bailamos o creamos música. En ese estudio se menciona que ritmos como reggae, R&B o raps musicales sincronizan la actividad cerebral

Estas evidencias sugieren que la música puede “encender” el cerebro, no apagarlo, pero de maneras distintas según género, ritmo y contexto. En este sentido, otro estudio de las universidades de Warwick y Birmingham en 2023 afirma que el rock contribuye al desarrollo intelectual debido a la complejidad musical, que sugiere un mayor nivel de atención a los detalles, razonamiento y pensamiento crítico.

Hacia una interpretación más equilibrada

La afirmación de que el reguetón “apaga” el cerebro frente al rock es una exageración desprovista de un respaldo científico sólido. Lo que la ciencia sugiere con más certeza que el reguetón activa intensamente redes auditivas y motoras en oyentes sin formación musical, lo que evidencia que el cerebro responde con dinamismo a ese ritmo. También es cierto que aquellos estilos musicales que incorporan improvisación, estructuras complejas o elementos variables tienden a involucrar áreas ligadas a creatividad, lenguaje y control cognitivo. A esto hay que añadir las evidencias obtenidas de resonancias neuronales, que indican que el cerebro “se sincroniza” con el ritmo, lo que implica que escuchar música no es solo pasivo: el cerebro vibra con ella.

Pero esa activación distinta no implica que el reguetón opere como agente “apagador”. Más bien, cada género musical “enciende” ciertos circuitos más que otros, según su estructura, intensidad, familiaridad o lo activa que la escucha sea (analítica, participativa, contemplativa).