Por qué un campo de eucaliptos al lado de un río es la peor cosa que le puede pasar al norte de España

  • La expansión del eucalipto afecta a la biodiversidad, a los recursos hídricos y al suelo

  • Los eucaliptos ayudan a la rápida propagación de los incendios

Quien no sepa de árboles podrá pensar que lo que ve a lo lejos es un bosque verde lleno de vida; quien se acerque podrá comprobar que realmente lo que ve es más bien una plantación, un cultivo que sirve para nutrir principalmente de celulosa a buena parte de Europa. Es curioso que el único país en el que crecen los eucaliptales es en España. Las voces críticas van ganando peso: SEO/Birdlife ha solicitado se ponga freno a la expansión del eucalipto en el norte de España; entre Galicia, Asturias, Cantabria y Euskadi suman 300.000 hectáreas, casi la mitad de todo el Estado (760.000 ha). La asociación propone fijar un límite de ocupación del territorio basado en criterios científicos, ya que los eucaliptos afectan "seriamente" a la biodiversidad, a los recursos hídricos y al suelo.

El origen

El eucalipto se introdujo en España a mediados del siglo XIX de la mano de un sacerdote gallego, Rosendo Salvado, que envió las semillas desde Australia a su familia en Tuy (Galicia). Aunque al principio su plantación era meramente ornamental, a mediados del siglo XX y en un escenario de posguerra el Estado español utilizó este árbol para paliar la falta de materia prima y crear puestos de trabajo. Es paradójico ver cómo un árbol que llegó en España para ayudar a la economía ahora nos da más de un quebradero de cabeza.

La cornisa cantábrica, debido a su clima templado y abundante humedad, se ha convertido en el territorio ideal para este árbol, donde alcanza en sus zonas productivas turnos de corta de solo nueve años. Pero también abunda en zonas del suroeste, sobre todo en Huelva.

Los daños

Acidificación y degradación del suelo, pérdida de materia biológica en la tierra, propagación rápida del fuego en caso de incendio y balances hídricos negativos. Bien son conocidos por todos los perjuicios que tiene la plantación masiva de eucaliptos, sobre todo si el terreno no es el adecuado. Menos se habla de los daños colaterales, de todas las cosas que se modifican y dañan en ecosistemas colindantes cuando hay eucaliptos cerca. Uno de esos ecosistemas son los ríos: tras la tala de las plantaciones, los sedimentos llegan a las cuencas fluviales. Y se ha demostrado que las hojas de los eucaliptales que llegan a los ríos son tóxicas para la mayoría de los animales.

Uno de los últimos estudios que ponen el foco en este daño colateral estuvo liderado por investigadores del Departamento de Biología Vegetal y Ecología de la Universidad del País Vasco, aunque llevan 30 años presentando informes al respecto. En dicho estudio, publicado en 2017 en la revista 'Science of the Total Environment', insisten en que "los ríos están íntimamente ligados a su cuenca. Desde la cuenca les llega la hojarasca de los bosques circundantes, fuente de alimento principal para muchos organismos fluviales, pero también otras muchas sustancias, como nutrientes y contaminantes. Por eso, el estado de conservación de la cuenca y el tipo de vegetación en la misma tienen un gran efecto sobre el estado de los ríos".

En un breve artículo reciente publicado en 'The Conversation', los científicos insisten en que "los ríos bajo eucaliptal reciben menos hojarasca y de peor calidad que los que discurren bajo bosques autóctonos, lo cual acaba alterando las comunidades, principalmente de hongos e invertebrados. Estos últimos son menos abundantes, crecen menos y mueren antes en ríos bajo eucaliptal".

"En definitiva, las plantaciones de eucalipto alteran tanto la estructura como el funcionamiento de los ríos que las atraviesan", concluyen.

El futuro

El debate sobre el eucalipto lleva mucho tiempo sobre la mesa, incluso llegó el año pasado al Congreso de los Diputados gracias a la diputada gallega Alexandra Fernández, que solicitó a través de una proposición no de ley que el Gobierno acotara la expansión de las plantaciones de eucalipto porque provocaban "la degradación de los suelos, balances hídricos negativos, la propagación rápida de incendios por ser especies pirofíticas y también causan el empobrecimiento de la flora y fauna autóctonas".

Desde el Ministerio de Transición Ecológica explicaron que no existen evidencias científicas del carácter invasor de los eucaliptos. Considera que la extensión que ocupan actualmente es consecuencia de las plantaciones realizadas por los propietarios de los montes.