Dos veces al año jugamos con el tiempo para ajustarnos lo más posible a las horas de luz solar. En este caso, con la llegada de la primavera, sumaremos 60 minutos al reloj el último día de marzo. Será a las 2:00 de la mañana del día 31. Perderemos una hora de dormir o de fiesta pero, como recompensa, ganaremos horas de luz la tarde del domingo.
El horario de verano marcará los tiempos hasta el próximo octubre, que será cuando modifiquemos de nuevo el reloj para añadirle una hora. Hasta entonces, España estará en la zona horaria UTC +2, en Canarias UTC +1.
Esta práctica que arrastramos desde 1974 en América del Norte, Europa y Oriente Medio podría desaparecer a partir de 2021 si así lo decide la Unión Europea. El primero en proponer los cambios de hora fue Benjamin Franklin a finales del siglo XVIII, pero no fue hasta la Primera Guerra Mundial, con la crisis del petróleo, cuando se implantó para aprovechar más las horas de luz y ahorrar energía. A día de hoy, se mantiene para que las horas de luz coincidan con la jornada laboral.