El cultivo de pescado, ¿salvará los océanos?

Celia Ojeda* 26/02/2016 12:23

Mejillones, ostras, rodaballos, tilapias, truchas, doradas, lubinas, salmón y un largo etcétera son especies que pueden proceder de la acuicultura. Según la Organización de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), existen hasta 567 especies acuáticas que se cultivan a nivel mundial, no solo son peces o moluscos, sino también hay algas. Pero el 80% de estos cultivos son peces omnívoros y herbívoros y moluscos. En la acuicultura los sistemas de producción son muchos, desde granjas o piscifactorías que están dentro del mar ancladas al fondo, desde las bateas o incluso acuicultura dentro de tierra, donde los sistemas son cerrados y controlados. Aunque estamos más acostumbrados a ver las bateas, a veces las granjas de peces se pueden ver desde la playa.

Pero, ¿por qué no es sostenible la acuicultura?

  • No es la solución ni a la sobrepesca ni al hambre en el mundo. Sí, se que es triste, porque muchos podrían pensar, pues ¿para qué complicarse? Si no hay peces porque estos escasean, ¡criémoslos! Pero la acuicultura contribuye a disminuir aún más las poblaciones de peces salvajes. Es decir, la mayoría de estos peces son omnívoros (comen plantas y animales) y por tanto sus piensos están hechos de otros peces. Incluso a veces de carne. La industria acuícola requiere gran cantidad de pescado para la elaboración de piensos, así como la captura de juveniles para abastecer los stocks de las instalaciones. Por ejemplo, se necesitan entre 4 y 5 kilos de pescado para que un salmón engorde un kilo y 20 kilos por cada kilo de atún rojo engordado en cautividad. Es triste pero si capturamos peces para dar de comer a otros peces, seguimos pescando demasiado amenazando la seguridad alimentaria de las comunidades costeras y tampoco acabamos con el hambre.
  • Degrada los ecosistemas marinos. El impacto de las instalaciones y las infraestructuras afecta negativamente a la fauna y flora local, incluyendo a las especies amenazadas. Los efluentes de las granjas acuícolas que contienen productos químicos como antibióticos y pesticidas no deseados que se les añaden a los peces, pueden poner en peligro el ecosistema local. Los escapes de especies exóticas de las granjas también tienen un impacto en el ecosistema.

Sin embargo, hay una solución. La acuicultura puede dar un paso positivo en la conservación de los océanos y transformarse a sostenible. ¿Cómo? Pues muy sencillo:

  1. Necesitaría usar piensos de origen vegetal que procedan de agricultura sostenible.
  2. Minimizar el uso de harinas y aceites de pescado para que la producción de un kilo de pescado no necesite más de tres kilo de estos productos.
  3. Utilizar las larvas de las especies cultivadas que provienen de la cautividad y no han sido pescadas en estado salvaje.
  4. Garantizar la seguridad de las instalaciones para que no se produzcan fugas.
  5. No degradar el medio ambiente, ni alterar la biodiversidad de los ecosistemas donde se asienta.
  6. Y apoyar la sostenibilidad económica y desarrollo social de las comunidades locales a largo plazo.

Y tú, después de todo esto, te estarás preguntando si puedes seguir comiendo pescado sin perjudicar al medio ambiente. ¡Por supuesto que sí! Como ya os comentamos en el post de las sardinas, hay tres consejos que te permiten hacer una compra responsable de pescado. No es tan difícil poder comer pescado de manera responsable sabiendo que colaboras con las comunidades pesqueras locales y con la protección de los peces y los océanos.

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*Celia Ojeda (@celia_ojeda) es responsable de la campaña de Océanos y Pesca en Greenpeace.