El proyecto, que ha superado con creces la financiación mínima en Kickstarter (quedan apenas unos días para que se cierre la campaña), funciona ubicando el dispositivo en el tubo de escape de coches. En ese momento, Kaalink capturaría las partículas del carbono y, con sensores electrónicos, actuadores mecánicos y un sistema de recogida, se almacenarían para después ser convertidas en tinta en las oficinas de Gravinky Labs, la 'spin-off' del MIT Media Lab.
Según han informado desde su campaña, Kaalink no solo es capaz de captar un 93% de la contaminación emitida por los motores, sino que el proceso de conversión a tinta dura 45 minutos y se consiguen 29,57 mililitros de tinta. Esto significa que se reduciría la contaminación, sino que la producción de tinta tradicional, en la que se utilizan combustibles fósiles, se vería sustituida en parte por un producto ecológico.
Algunas personas ya han utilizado el producto van cada dos semanas a las oficinas para conseguir su tinta. Tinta que, por cierto, no solo sirve para escribir cartas de amor: desde dibujos en láminas hasta murales y graffitis en la pared, las aplicaciones son tantas como usos tiene un rotulador.
En un futuro los científicos quieren hacer individual el proceso de vaciado para que cada uno pueda 'fabricarse' su tinta en casa. Y, mirando más a largo plazo, quieren no solo coger la contaminación de coches, sino en chimeneas y el resto de sistemas industriales.
Si este San Valentín no tienes a quién escribirle cartas de amor, hazlo a la naturaleza: no creemos que haya nadie que nos pueda dar más que ella.