Ubicado en la localidad de Seseña, entre la Comunidad de Madrid y la provincia de Toledo, el cementerio escondía problemas desde hacía años. El agua acumulada en los millones de neumáticos criaba mosquitos y los habitantes que vivían cerca del lugar denunciban la plaga de insectos durante el verano.
La organización Ecologistas en Acción ya denunció que los problemas que traía consigo acumular neumáticos fuera de uso al aire libre. "Los problemas ambientales asociados a esa forma de gestión son enormes. Los neumáticos permiten la acumulación en su interior de agua de lluvia y son reservorio de larvas e insectos que pueden propagar enfermedades y afectar la salud pública (el dengue y la fiebre amarilla en los países tropicales, y el virus del chikungunya )", asegura la ONG en un artículo en su web.
Además, agrega Ecologistas, que "los incendios de los depósitos de neumáticos fuera de uso suelen ser frecuentes, con emisiones de sustancias tóxicas a la atmósfera y de difícil extinción dado el alto poder calorífico de ese residuo".
De hecho, la ONG ya advertía: "Se estima que si ese vertedero se incendiara de forma accidental habría que desalojar a los habitantes de las 11.000 viviendas de ese barrio por los humos tóxicos y afectaría de forma grave a la navegación aérea, hasta el posible cierre del aeropuerto de Barajas".
De momento, esos moradores se enfrentan a las consecuencias de la nube tóxica provocada por el fuego y por la que la Dirección General de Protección Ciudadana del Gobierno de Castilla-La Mancha se ha visto obligada a declarar la activación de la fase de emergencia, nivel 1, del Plan Territorial de Emergencia de Castilla-La Mancha (PLATECAM) en la provincia de Toledo, a consecuencia del fuego declarado en el lugar, enclavado entre las provincias de Toledo y Madrid.
Dentro del plan de contención del fuego, se analizan las condiciones meteorológicas de la zona, que podrían influir en el desplazamiento de esa nube tóxica y en la extinción del fuego.