El estudio realizado por la empresa BAE Systems pretende que los aviones sean capaces de sentir la velocidad del viento, la temperatura y la tensión física. Esta nueva capacidad permitirá conocer el estado del aparato y prevenir los errores sin la necesidad de hacer revisiones constantemente. De este modo, las piezas podrían ser reemplazadas en el momento oportuno mejorando la calidad de los aviones.
El concepto está basado en decenas de miles de microsensores. Los investigadores barajan la idea de aplicarlos mediante un ‘baño’, como si de pintura se tratase, debido a su pequeño tamaño.
La científica Lydia Hyde, e impulsora de este concepto, señala que se le ocurrió la idea mientras lavaba la ropa, y observó que su secadora utilizaba un sensor para evitar el sobrecalentamiento.
Hyde ha explicado la meta de su propuesta. “La idea es que la aeronave, o incluso coches y barcos, puedan ser cubiertos por miles de microsensores que crean una ‘piel inteligente’ que puede sentir el mundo que les rodea y monitorear su condición mediante la detección de la temperatura o los daños. La idea es hacer ‘sentir’ usando una piel de sensores de la misma forma que lo hacen los humanos o los animales.”