"La falta de una estación depuradora de aguas residuales en Nerja explica que toda esa porquería vaya a parar finalmente al mar" dice Rafael Yus, portavoz de Ecologistas en Acción. La organización lleva años denunciando la situación junto con el Seprona, pero es ahora cuando se investiga cómo se ha podido llegar a acumular una costra de más de 20 metros de diámetro de vertidos.
La Costa del Sol recibió el año pasado 12 millones de turistas, que son la principal fuente de ingresos para la mayoría de los habitantes de sus pueblos. El mar se ha convertido en un vertedero de aguas fecales por la mala gestión, con unas aguas que no tienen ni el ciclo primario de depuración, también llamado pretratamiento y que incluye retirar la basura fácilmente visible como, precisamente, toallitas y compresas. No es de extrañar que ahora los vecinos de estas zonas teman por el turismo.
Los acantilados del Maro son una de las joyas de Nerja y, a solo 700 metros, el agua espanta a cualquiera. El daño causado al medio ambiente, denunciado durante años, podría tener gravísimas consecuencias para algunos concejales y ediles, excargos públicos e incluso dos gerentes de la empresa pública Aguas de Narixa, que gestiona las aguas.