TECNOLOGÍA

Ariadna Vilalta, ciberpsicóloga: "Algunos defienden que un alter ego virtual asista a las citas románticas por ti"

Ariadna Vilalta, ciberpsicóloga
Ariadna Vilaltanos da las claves para usar la ia a partir de los 50. Uppers
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Ariadna Vilalta (Campdevànol, Gerona, 1979) es una mujer decidida. Después de una vida dedicada al emprendimiento en sus formas más versátiles, no se ha rendido hasta dar con aquello que más le apasiona: aplicar sus conocimientos de la mente humana como psicóloga a nuestro comportamiento frente a la tecnología. Se especializó en Ciberpsicología en la Universidad City College de Dublín y ahora su vida es un continuo desafío para adelantarse a lo que está por llegar, una tarea contrarreloj apabullante.

Nadie mejor que ella nos puede hablar de esa letra pequeña del mundo digital que pocos más conocen, de esas puertas que abrimos con cada clic sin saber luego cómo cerrar, de los enigmas invisibles de la tecnología y su impacto en nuestros cerebros. Con Vilalta, cualquier conversación resulta corta y deducimos que es una de esas brújulas que deberíamos tener en cuenta para llevarnos bien con la inteligencia artificial antes de que nos devore el sentido común.

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Ariadna Vilalta

¿Cuáles son las principales amenazas?

Debería preocuparnos el abuso de dispositivos, el aislamiento social, la desinformación, el ciberacoso y la exposición constante a contenido idealizado que afecta la autoestima. Esto lo vemos traducido en dependencia emocional, ansiedad, miedo a perderse algo y trastornos como la dismorfia corporal digital.

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Hay corrientes que proponen un apagón digital, por ejemplo, en verano. ¿Sería una buena opción?

No estoy a favor de demonizar la tecnología. No me siento cómoda cuando se demonizan las redes sociales y la tecnología en favor del apagón digital. Es como querer prohibir la comida a una persona con trastornos alimenticios. Cuando estudias adicciones, es curioso ver cómo se intenta poner las adicciones a las pantallas en el mismo saco que drogas, alcohol, sexo…

¿Deberíamos tenerle respeto a la IA?

Asisto a muchas formaciones y simposios y me preocupa extremadamente que nos hemos olvidado (y no estamos reclamando) de poner las bases más elementales s que necesitamos para hacer frente a todo lo que nos viene y lo que ya está aquí. Nos hemos olvidado de la ética, de la historia…

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Hay gente que utiliza ChatGPT como psicólogo.

Siempre nos dará la razón, nos dirá "brillante idea", "perfecto…" Tengamos eso en cuenta. Al mismo tiempo, la IA ha democratizado el acceso a psicólogos al introducir nuevas formas de interacción, desde chatbots terapéuticos hasta sistemas predictivos del comportamiento. Aquí, vuelvo a la necesidad de reforzar la ética y el pensamiento crítico. Cuando decidí terminar mis estudios de psicología y centrarme en ciberpsicología, quería hacerlo con bases sólidas. Cuando me decían "a tu edad, hazte coach, un curso de algo", no podía. Soy una persona que he tenido mi propia experiencia como paciente y pienso que, igual que entrenamos nuestro cuerpo yendo al gimnasio, en la vida todos deberíamos tener un profesional que, en los momentos necesarios, cuide nuestra mente.

Demasiado complicada como para confiársela a una IA.

Nos falta tanto por conocer sobre el cerebro humano que da a veces vértigo. Por eso no se trata de dar consejos de forma baladí. Dejar esos consejos en manos de algoritmos, con vacíos legales, con desconocimiento de su funcionamiento, especialmente por la opacidad de muchos algoritmos, no me parece la mejor forma de hacer terapia. Es clave trabajar en la alfabetización digital, fomentar la ética del diseño tecnológico y colaborar con desarrolladores para que la tecnología respete la ética en la salud mental.

Dejar los consejos psicológicos en manos de algoritmos, con vacíos legales y desconocimiento, no me parece la mejor terapia

CEDIDA

¿Cómo podríamos mejorar nuestra relación con la inteligencia artificial?

Nosotros hemos creado la IA. No ha aparecido ahí fuera, por generación espontánea. Somos responsables. Tenemos que educarnos. Recuperar el pensamiento crítico, la filosofía y la ética porque van a ser claves. Soy consciente de que la IA puede generar sensación de vulnerabilidad, sobre todo por la pérdida de control o la exposición de datos personales. Al mismo tiempo, crea una ilusión de entendimiento y conexión que puede ser superficial o manipulable. Esa ambivalencia emocional —entre fascinación y desconfianza— nos deja psicológicamente expuestos.

Tu infancia ya fue clave, a pesar de que estos avances no existían ni en sueños.

Quizás porque crecí con mis abuelos o por mi educación en EGB de los nacidos en 1979, donde nos enseñaban a leer periódicos con un pensamiento crítico, sin creer todo lo que leíamos y leyendo al menos tres para luego decidir qué pensábamos. Íbamos a la biblioteca a buscar información… Ahora voy a parecer una abuela, pero recuerdo cuando mis padres me apuntaron a mecanografía. Me subí por las paredes cuando me lo dijeron. ¿Por qué? Si había ya ordenadores. Creía que no necesitaba ir a mecanografía. Pero resulta que saber escribir a máquina me permitió escribir tesis y trabajos o hacer deberes mucho más rápido que otras personas. Soy más crítica con el sistema educativo (desde arriba, por los políticos, no por los profesores) que con la IA.

Soy más crítica con el sistema educativo (por los políticos, no por los profesores) que con la IA

CEDIDA

Reclamas también la escritura a mano. ¿Qué beneficios aporta?

Escribir a mano activa áreas del cerebro vinculadas con la memoria, la creatividad y la concentración. De nuevo, vuelta a la generación del 79, para nosotros, ser valiente y hacer una chuleta era lo más, pero también es verdad que, si escribías y reescribías y volvías a escribir lo que tenías que estudiar hasta reducirlo al tamaño de una chuleta, a la hora del examen, no tenías ni que reunir el valor necesario para sacarla, porque ya habías memorizado la respuesta. Aparte de eso, escribir reduce la velocidad del pensamiento y eso favorece la capacidad de reflexión. Tengo ciertos atributos atribuidos al ADHD (trastorno de déficit de atención). En mi época, eso no era ni un tema a considerar. Leo en diagonal, tengo cinco pantallas abiertas y cada pantalla tiene, como mínimo, quince pestañas – si no veinte – abiertas. Para mí, desde niña, escribir todo lo que mi mente crea por segundo es de gran ayuda.

¿Es también un consejo en tu consulta?

Recomiendo a los más pequeños tener un diario de valores, por ejemplo. Es importante tener un compromiso con uno mismo. No dejarse perder por la inmediatez, los impulsos, las modas y tendencias que cada vez perduran menos. ¿Qué te gusta hacer? ¿Qué te gustaría ser de mayor? ¿Qué no te gusta para nada? ¿Qué te molesta mucho? En un mundo hiperdigitalizado, escribir a mano puede ser una práctica de atención plena y conexión interna. Cuando escribes, en el tiempo en que tu pensamiento ha llegado a tu mano y tu cerebro, lo vuelves a leer y hay todo un proceso. El impacto es genial: “¡Wow! Esto es de locos”. Y es solo la reacción inmediata. Imagina si vuelves a leerlo cada dos o cinco años.

En un mundo hiperdigitalizado, escribir a mano puede ser una práctica de atención plena y conexión interna

CEDIDA

Se habla de las amenazas digitales en las generaciones más jóvenes. ¿Existe algún riesgo específico para los mayores de 50?

Si te soy sincera, a esa edad, tiene más bien ventajas que desventajas. Varios estudios han presentado como la realidad virtual y otras tecnologías han ayudado a personas mayores a sentirse acompañados, a distraerse y a incentivar y estimular cognitivamente. Pero si nos focalizamos en riesgos, ambos grupos enfrentan riesgos distintos. Las personas mayores pueden ser más vulnerables a la desinformación, estafas online especialmente, si no dominan la tecnología. Los jóvenes están más expuestos a problemas de identidad, autoestima y adicción. Por otra parte, para los mayores, el reto es la inclusión digital con sentido crítico y acompañamiento.

El 30% de la generación que supera los 50 años usa o ha usado aplicaciones de citas. Una de sus preocupaciones es saber si le están diciendo la verdad.

Las aplicaciones se han convertido en esa plaza, pub o espacios donde antes buscaban pareja. Es importante saber quién eres realmente cuando estás en una aplicación y qué diferencia hay entre tu perfil online y tu yo real. No mentimos, pero sí buscamos una versión mejorada de nosotros mismos al elegir las fotos, los detalles que compartimos de nuestra biografía o las palabras que usamos. No es necesariamente negativo. El problema es el tamaño de esa brecha entre el yo digital y el real.

¿Cuál es el principal riesgo?

Hay un efecto escaparate que nos lleva a sentir que estamos ante un catálogo humando donde hay que destacar para no ser descartados, pero el riesgo es iniciar una relación basada en una versión ficticia. Cuando nos encontramos cara a cara con alguien que conocimos online, hay un momento de ajuste de expectativas. Si esa persona se parece poco a lo que proyectó, puede surgir la decepción, la desconfianza o incluso el rechazo. Y al revés: si tú mismo has construido un personaje, puedes sentir ansiedad por no estar a la altura· de tu propio avatar.

Si has construido un personaje, puedes sentir ansiedad por no estar a la altura· de tu propio avatar

CEDIDA

¿Qué riesgo existe de confundirnos con nuestro propio avatar o de quedarnos estancados en el mundo virtual?

Tras observar un gran número de personas creando perfiles e interactuando en este ámbito, lo que primero me sorprende es cómo de nuevo la individualidad de nuestra sociedad está por encima de cualquier otro valor. Las apps de citas fomentan la creación de una versión idealizada de uno mismo. Decimos lo que creemos que tenemos que decir para tener éxito y luego nos lamentamos de que no todo lo que reluce es oro. Hay una desconexión entre la identidad online y la real, afectando la autenticidad en las relaciones, pero esto no parece ir a menos, sino a más, con avatares y múltiples perfiles. He estado sentada con grupos de estudio donde se defiende la idea de tener un alter ego virtual que asista a citas para descartar y seleccionar los perfiles más adecuados.

Decimos lo que creemos que tenemos que decir para tener éxito y luego nos lamentamos de que no todo lo que reluce es oro

CEDIDA

¿Dónde queda el amor real?

No quiero demonizar las nuevas formas de conectar emocionalmente porque creo que esta manera de conquistar es más vieja que el betún, pero debemos ser conscientes de ello y no sé si lo somos. Venimos de generaciones que idealizan el amor (Disney, 'Pretty Woman' y muchos libros). Igual que soy una apasionada de la tecnología, soy una amante de custom dramas como 'Downtown Abbey'. ¿Por qué digo esto? Porque el amor, décadas atrás, no fue ni era una novela romántica. No sé qué es correcto ni qué es ideal. Sé que idealizar no es la solución. Pero, de vuelta a algo más superficial, hay también el riesgo de dependencia emocional en lo que se conoce como la validación digital (likes y matches). Es una forma muy superficial e instantánea de satisfacer nuestra autoestima y puede llevar a atrofiar habilidades sociales como la empatía, la escucha activa o la gestión del rechazo.

¿Cómo podemos crear un espacio seguro?

No todo es tan sencillo como hacer "match" con alguien y esperar que surja una conexión. Como ciberpsicóloga, lo primero que hago es crear un espacio seguro para que esa persona pueda expresar sus emociones. No se trata solo de cómo escribir un perfil atractivo o cómo dar una buena primera impresión, sino que le ayudo a entender qué emociones están detrás de su experiencia en las citas online, para que pueda afrontarla de manera consciente y saludable. Uno de los aspectos más importantes es la autoestima. Mi trabajo es guiar a redescubrir el valor propio, a identificar fortalezas, a sentirse cómodo con su verdadera personalidad y a redefinir las expectativas.