La nueva versión de la IA de Elon Musk permite crear desnudos falsos de personas reales: Taylor Swift, primera víctima
La última versión de Grok, la herramienta de IA de Elon Musck, incorpora una modalidad llamada 'spicy' que permite generar imágenes de personas reales desnudas
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La inteligencia artificial de Elon Musk ha vuelto a situarse en el centro de la polémica. La última versión de Grok, su herramienta conversacional integrada en la red social X (antes Twitter), incorpora una modalidad llamada spicy -picante, en español- que permite generar imágenes sexualizadas e incluso desnudos.
Y no solo de personajes ficticios, sino también a partir de fotografías de personas reales sin su consentimiento. La primera víctima conocida ha sido la cantante Taylor Swift, cuya imagen ha sido manipulada para crear desnudos falsos.
La herramienta ofrece varias opciones para personalizar las imágenes: desde un estilo fotográfico hasta uno más divertido, personalizado o el controvertido modo picante, que es precisamente el que permite la creación de escenas sexualmente explícitas. Una funcionalidad que ha desatado una oleada de críticas por su potencial para ser utilizada en la elaboración de material no consentido, también conocido como deepfake pornográfico.
Aunque la función puede generar contenido erótico de personajes creados desde cero o con estética de animé, lo realmente preocupante es que también puede hacerlo a partir de rostros y cuerpos reales, lo que plantea un nuevo y alarmante escenario sobre los límites éticos de la inteligencia artificial. El caso de Taylor Swift ha sido el más mediático.
Este tipo de herramientas puede suponer un riesgo para la integridad y privacidad de miles de personas, especialmente mujeres, al facilitar un tipo de violencia digital difícil de frenar una vez que las imágenes se difunden.
Esta nueva polémica vuelve a poner sobre la mesa un debate pendiente: ¿quién debe marcar los límites en el desarrollo de la inteligencia artificial? Mientras empresas como la de Elon Musk siguen innovando y lanzando nuevas versiones cada vez más potentes, la regulación va varios pasos por detrás. Y los riesgos, como estamos viendo, ya no son solo hipotéticos.