Manoliño, el delfín que busca amigos humanos en Galicia tras ser repudiado por su manada

  • El delfín Manoliño se deja ver en aguas de la ría de Muros desde finales de 2020

  • El joven cetáceo habría sido rechazado por el resto de su manada

  • Los expertos alertan del riesgo de acercarse y jugar con él, tanto para las personas como para el animal

Manoliño es ya uno más en Noia, en La Coruña (Galicia). El joven delfín que se deja ver desde hace meses en las aguas de la ría de Muros se acerca con soltura a los kayaks y los bañistas en busca de atención y juegos, incluso se hizo amigo de un mariscador. Los expertos achacan este raro comportamiento con los humanos a un rechazo por parte de su manada.

El delfín Manoliño nada en aguas gallegas desde finales de 2020. Los mariscadores, buzos y demás asiduos de la ría de la Muros reconocen de sobra al delfín mular cuando lo ven llegar. El principio chocaba ver a un cetáceo acercarse tanto: “Al verme vino hacia mi piragua y empezó a golpearme por debajo”, narraba el deportista Carlos Frade hace unas semanas. Al introducir la mano en el agua y acariciar al delfín se percató de que lo que realmente andaba buscando era su cariño.

También el mariscador Roger tuvo su historia de amistad con Manoliño. Después de muchos acercamientos del cetáceo a su embarcación, dice, acabó convirtiéndose en uno más de la cuadrilla.

Alertan del peligro de acercarse para las personas y el delfín

La ONG Coordinadora para el Estudio de los Mamíferos Marinos (Cemma) no le quita ojo. En este tiempo, los expertos de la fundación han deducido varias cosas sobre Manoliño: que es solitario y bastante dócil, y que se trata de un ejemplar que ha sido repudiado por su manada del delfines.

La buena noticia es que al ser un ejemplar muy joven tiene tiempo de encontrar otra manada que lo acepte. Es cuestión de esperar.

Mientras tanto, eso sí, alertan a la población del riesgo de que sigan repitiéndose estos acercamientos entre humanos y el delfín. En primer lugar, por la seguridad de las personas, puesto que es un animal salvaje e impredecible que puede volverse agresivo en cualquier momento si se siente amenazado.

Y, en segundo lugar, por la seguridad del animal. El delfín pertenece a una especie protegida. Darle de comer, nadar con él o acercarse demasiado en una embarcación no son acciones que vayan a jugar en su favor, por lo que lo mejor es siempre mantenerse a una distancia prudencial del animal e ignorarlo en la medida de lo posible aunque se acerque, dicen desde Cemma.