Conocida como el gusano de cera, esta especie vive en las colmenas de abejas de toda Europa. Su extraordinario poder 'eco' fue descubierto de forma casual cuando un apicultor decidió guardar las orugas que residían en sus panales en una bolsa de plástico. ¡Y sorpresa! Al día siguiente, la superficie estaba totalmente agujereada.
El recolector Federica Bertocchini, gran aficionado de la biomedicina, se puso en contacto de inmediato con la Universidad de Cambridge, que puso en marcha un experimento a mayor escala. ¿El resultado? El plástico redujo su tamaño en 92 mg en apenas 12 horas. El de este gusano es el método más eficaz que se ha descubierto hasta el momento para biodregadar este material tan corrosivo. El último hallazgo fue el de una bacteria capaz de acabar con ciertos plásticos a una velocidad mucho menor, concretamente, a 0,13 mg por día.
"Este descubrimiento podría ser una herramienta importante para ayudar a deshacerse de los residuos de plástico de polietileno acumulado en vertederos y océanos”. Así se ha pronunciado Paolo Bombelli, autor del estudio 'Current Biology', ante una pregunta que a todos nos viene a la cabeza: ¿es este el fin de los desechos plásticos? Aún queda mucho tiempo de investigación, pero no deja de ser una buenísima noticia que la propia naturaleza pueda romper un compuesto que representa el 38% de los residuos en vertederos.