Según ha informado el blog Express Digest, todo ocurrió de forma bastante rápida el pasado 12 de septiembre. El río Lianxi, que pasa por la ciudad china de Jiujiang, comenzó a teñirse de varias tonalidades: azul, negro, amarillo y, de repente, rojo. Mientras comenzó a emitir un olor muy desagradable. Gracias a esto pudieron saber que se trataba de sangre. ¿De dónde procedía? Los policías comenzaron a investigar.
Pronto pudieron llegar al origen: un matadero de cerdos cercano a la localidad. Según cuentan las autoridades, una avería en el desagüe de aguas residuales había sido la causa de que todo aquello llegara al río.
Aunque se supone que, según el empresario encargado de gestionar el lugar, la sangre está tratada para no poner en peligro el medio ambiente, reconoce que no debería ser tan roja como las de las imágenes.