El tiburón blanco no es invencible: un ejemplar aparece con mordeduras de un animal aún más grande

  • El tiburón que fue observado frente a las costa este de EEUU medía casi 4 metros

Un equipo de investigadores de OCEARCH, organización que monitorea a múltiples tiburones blancos en las costas de América del Norte, ha descubierto unas heridas un tanto inexplicables en uno de los ejemplares, bautizado Vimy. Sorprende el descubrimiento porque se trata de uno de los gigantes del planeta: puede llegar a medir 7 metros y pesar más de mil kilogramos. Se teoriza con que algo más grande que este animal le atacó en las aguas del Atlántico, frente a la costa este de Estados Unidos, pero ¿qué hay más grande que un tiburón blanco?

Se trata de una especie que muchos científicos asocian al prehistórico megalodón –quizá te suene por la reciente película con el mismo nombre– que, se estima, medía más de 20 metros de longitud, un auténtico monstruo de los mares cuyo mayor semejante en la actualidad es el tiburón blanco. El ejemplar que los investigadores de OCEARCH analizan -casi 4 metros-, presentaba unas mordeduras que sólo pudo causarle algo mayor. Eso sí, Vimy se encontraba en perfecto estado a pesar de la profundidad de las dentelladas.

El animal más enorme que este grupo ha encontrado en los océanos de Norteamérica es el tiburón blanco, aunque Vimy es de tamaño estándar y los hay más grandes de su especie. Recientemente atisbaron otro de poco más de 5 metros, lo que les lleva a pensar que sus heridas son resultado de "encuentros con otros tiburones", han publicado en su cuenta de Facebook.

Por la diferencia en el estado de las marcas, se concluye que lo más probable es que fuera atacado en más de una ocasión y en distintos momentos, lo cual daría una pista de la frecuencia con la que estos animales se enfrentan. Aunque esto no es algo que desconocieran los expertos. Sin embargo, el caso de Vimy destaca por la frescura de las mordeduras y por su trayectoria, que deja entrever la disposición de la mandíbula del atacante.

Casualmente, hace poco vimos algo que también dejaba atónita a la comunidad científica: un pescador recogió del fondo marino de Nueva Gales del Sur la cabeza de un tiburón mako, decapitado. La conclusión más convincente fue en aquel caso que se trató de un ataque conjunto de varios tiburones.