La nave Voyager 2 de la NASA entra en el espacio interestelar

Informativos Telecinco 10/12/2018 18:08

En la actualidad, el Voyager 2 se encuentra a poco más de 18.000 millones de kilómetros de la Tierra. Esta nueva sonda lleva un instrumento de trabajo que proporcionará observaciones únicas de la naturaleza en esta puerta de entrada al espacio interestelar. El límite, llamado heliopausa es el punto de encuentro entre el viento solar caliente y tenue y el medio interestelar frió y denso.

Su gemela, la Voyager 1, cruzó este límite en el año 2012. Ahora, los científicos han podido determinar que la sonda ha alcanzado el espacio interestelar entre las estrellas gracias a su Experimento de ciencia de plasma (PLS) a bordo, el subsistema de rayos cósmicos, el instrumento de partículas cargadas de baja energía y el magnetómetro.

“Todavía hay mucho que aprender sobre la región del espacio interestelar inmediatamente posterior a la heliopausa”, ha afirmado Ed Stone, uno de los científicos del proyecto. Los dos Voyagers juntos brindarán una visión detallada de cómo es este lugar. Sus observaciones se complementaran además con los datos del Explorador de límites interestelares de la NASA (IBEX).

“Nuestros estudios comienzan en el Sol y se extienden a todo lo que toca el viento solar. Tener a los dos Voyagers enviando información sobre el borde de la influencia del Sol nos da una visión sin precedentes de un territorio verdaderamente inexplorado”, ha afirmado la directora de la División de Heliofísica, Nicola Fox.

Voyager 1 y 2 han abandonado la heliosfera, pero no el sistema solar y no se irán pronto. El límite de este está superado el borde exterior de la Nube de Oort, a donde la segunda sonda tardará 300 años en llegar y posiblemente 30.000 años en superarlo.

Esta sonda se lanzó en el año 1977, 16 días antes de Voyager 1, y ambos han viajado mucho más allá de sus destinos originales. Su historia ha impactado no solo a generaciones de científicos e ingenieros, sino también a la cultura terrestre, ya que cada nave espacial lleva un Registro Dorado de sonidos, imágenes y mensajes de la Tierra. Por ello, estas cápsulas del tiempo podrían convertirse algún día en las únicas huellas de la civilización humana.

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