Lucila Rodríguez-Alarcón o cómo ser activista del amor: “El odio no es más que una respuesta a la soledad”

Lucila Rodríguez-Alarcón
Lucila Rodríguez-Alarcón, autora de 'Activistas del amor'CEDIDA
  • La experta en comunicación estratégica apuesta en 'Activistas del amor' por el afecto como "arma de construcción masiva"

  • La escritora reivindica el amor, "sin medias tintas", entendido como una acto político conscientemente elegido

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Vivimos en la era de la hiperconectividad y el ruido informativo constante. La digitalización global nos ha traído grandes avances, sí, pero también ha fragmentado nuestra atención peligrosamente, sustituyendo reflexión por inmediatez, rigor por desinformación y veracidad por polarización. Nuestras sociedades nunca se habían enfrentado a un ajetreo comunicativo de tal magnitud, y eso no solo no nos une, sino que termina distanciándonos más. Vivimos inmersos en un sistema que no nos hace bien.

¿Cómo transformar ese sistema? Esa es la pregunta que ha rondado desde hace tiempo a Lucila Rodríguez-Alarcón, ingeniera agrónoma y experta en comunicación estratégica. "La comunicación ha cambiado drásticamente en los últimos 25 años sumergiéndonos en una especie de vorágine informativa de la que no sabemos cómo salir y que nos hace daño. Pero se puede salir", nos explica. "Y después de haber escrito tres ensayos y muchas columnas y artículos sobre este tema creí que era importante contarlo a través de un libro".

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Ese libro, a medio camino entre el ensayo y el relato personal, es 'Activistas del amor' (La imprenta), una apuesta firme por reivindicar la palabra amor, "sin medias tintas", como motor para transformar el mundo. Es la misma actitud inclusiva que viene desarrollando desde 2016 al frente de la Fundación porCausa, que aborda el tema de la migración contando lo que sucede, proponiendo alternativas y generando comunidades basadas en la cooperación y el amor.

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¿Qué significa ser activista del amor?

"El sistema en el que vivimos nos hace daño y necesitamos salir de él. Para ello necesitamos principalmente entender que se trata de un malestar colectivo y solo no individual. La solución por lo tanto tiene que ser colectiva. Necesitamos construir de forma comunitaria. Esta construcción se puede desarrollar a través del odio, o a través del amor. El odio no es más que una respuesta a la soledad. El odio te une a otras personas que odian lo mismo que tú, por eso está siendo tan popular. Pero el odio es destructivo, no constructivo. El amor sin embargo es constructivo. Dado el momento de cambio necesario social que estamos viviendo, ser activista del amor es elegir activamente un camino de construcción social y económica basado en el bienestar común.

Cuando hablas del amor como acto político, ¿a qué te refieres exactamente?

Me refiero a entender el amor como una decisión consciente, como un acto que se elige y que implica unos compromisos, no como un sentimiento romántico. No existe ningún antónimo de “odio” a parte del amor. El amor no es ñoño, el amor es un contrapoder, un arma de construcción masiva. El amor como acto político es entender que el bienestar común es el que me permitirá llegar al bienestar individual y no viceversa.

¿Por qué la palabra ‘amor’ está tan denostada hoy día?

Este poder que tiene el amor se ha intentado contrarrestar desde tiempos inmemoriales. Pero si miramos la historia más reciente el punto de inflexión son los años 60 en los que la cultura hippie revoluciona las estructuras sociales del mundo occidental y consigue unos avances en derechos fundamentales históricos, incluso es capaz de parar la guerra de Vietnam. Desde entonces hay una maquinaria narrativa muy fuerte para despojar al amor de su sentido y convertirlo en algo no deseable, sinónimo de debilidad. Tanto es así que por ejemplo cuando Manuela Carmena llega al poder en 2016 con una campaña muy basada argumentalmente en el amor inmediatamente le asignan el término despectivo “buenista”. Como si llegar al poder a través del insulto y del odio fuera legítimo y lo demás no.

El odio no es sostenible a largo plazo, es antinatural. Debemos cambiar del odio al amor si queremos sobrevivir

¿Es verdad que estamos más tristes que nunca?

Según los datos de la OMS, sí. Los números de depresión son los mayores de la historia. En el año 2023 el suicidio fue la primera causa de muerte no natural en España y la primera causa de muerte absoluta entre menores de 30 años. La soledad no deseada también se ha disparado sobre todo entre jóvenes y ancianos. Vivimos inmersas en un sistema que nos hace mal.

¿Por qué las redes sociales no nos están ayudando?

Porque no sabemos usarlas. Son herramientas muy nuevas y no había manual de instrucción cuando llegaron a nuestras vidas. Pero, aunque se presentan muy dañinas también pueden ser muy útiles. Yo he conseguido que mi algoritmo de Instagram solo me enseñe manifestaciones multitudinarias, videos de baile y música, literatura, arte y comedia. Hace ya tiempo que evito los espacios digitales donde hay odio y polarización que nos hacen creer que representan a la mayoría, cuando no es así. Somos muchas más las personas que queremos vivir a través del amor que del odio.

¿Es posible revertir todo ese ruido que lleva tiempo contaminando el espacio público?

Sí, pero hay que protegerse de forma activa. Nos han vendido ese relato de que no se puede vivir de espaldas a la realidad, pero diciéndonos que la realidad es muerte, destrucción y polarización. Sin embargo, la realidad, como tal en términos absolutos, no existe. La realidad es un constructo individual. No tenemos por qué consumir todo lo que hay en las redes sociales; podemos elegir consumir lo que nos hace bien y no consumir en absoluto lo que nos daña.

¿Se puede cambiar del odio al amor o es una utopía?

Insisto, somos muchas más las personas que queremos vivir a través del amor. El odio no es sostenible a largo plazo, es antinatural. El ser humano es comunitario por naturaleza y no lo contrario. No solo podemos cambiar, sino que debemos cambiar del odio al amor si queremos sobrevivir.

Somos mucho mejores de lo que nos quieren hacer creer. El ser humano es por defecto un ser de amor y comunidad

Danos tres pautas para aprender a amar mejor

No creo que tengamos que aprender a amar, eso es algo inherente al ser humano. Sin embargo hay cosas que podemos hacer para cambiar el modelo destructivo por un modelo constructivo basado en el amor. Lo primero es salir de los marcos que nos están intentando imponer desde la polarización y el odio y crear nuevos espacios discursivos inspiradores basados en el amor y la comunidad.

Lo segundo es defender la diversidad, entendiendo que los derechos son para todas las personas o para ninguna. Y finalmente buscar espacios que nos hagan sentir útiles. Aquí recomiendo buscar entornos locales donde se pueden encontrar grupos de personas afines con las que crear vínculos afectivos sanos y constructivos.

Si alguien pudiera llevarse una sola idea del libro, ¿cuál te gustaría que fuera?

Que lo que nos está sucediendo ahora se puede cambiar. Que podemos elegir. Que somos mucho mejores de lo que nos quieren hacer creer. Que el ser humano es por defecto un ser de amor y comunidad.