Cine

Tripas de oveja, macarrones y condones triturados: así hicieron el icónico traje del xenomorfo de 'Alien'

Un monstruo para la eternidad. Fotograma de 'Alien, el octavo pasajero' (1979) Fox
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En esta era de la nostalgia permanente hay criaturas que parecen tener un pacto con la eternidad. Cada pocos años insisten en reaparecer en la gran pantalla o en las plataformas de streaming, reclamando la atención de los más veteranos y tratando de captar nuevos adeptos. Es el caso del mítico xenomorfo que apareció por primera vez en el 'Alien' de Ridley Scott de 1979 y que ahora regresa del espacio exterior por enésima vez, después de incontables secuelas, precuelas y spin-offs, en la serie 'Alien: Earth'.

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¿Por qué nos sigue fascinando esta criatura? Tal vez porque no es solo un monstruo más, sino un concepto que invoca miedos primarios y plenamente vigentes en tiempos post-pandémicos (el parásito que invade, gesta y destruye por dentro sin avenirse a razones). O quizás por un diseño que perturba a nivel instintivo, que genera curiosidad (qué gran idea tuvo Scott al ocultar la criatura entre las sombras e ir revelándola por partes) y sugiere amenaza, sexualidad, belleza y repulsión, todo a la vez al mismo tiempo.

El diseño original de H.R. Giger no solo es insuperable a nivel estético sobre el papel, también fue llevado a la pantalla maravillosamente a través de un trabajo artesanal y de efectos prácticos que supuso un punto y aparte en el género de la ciencia ficción espacial. De hecho, las secuelas más recientes -de 'Alien: Covenant' a 'Alien: Romulus'- han procurado volver en la medida de lo posible a los trajes y animatrónicos en detrimento del artificio digital del CGI para recuperar ese realismo tan físico y crudo característico de las primeras películas.

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Mecánico y biológico

Y todo empezó con un modelo en plastilina esculpido por el propio Giger que mezclaba elementos orgánicos como vértebras de serpientes y mecánicos como los tubos de refrigeración de un Rolls-Royce. Según se explica en la web Alien Anthology, el concepto original era que la criatura tuviera la piel traslúcida, pero las pruebas con látex no fueron convincentes y Ridley Scott se decantó por un traje negro que pudiera fusionarse con las sombras.

Ese traje presentaba una mezcla de texturas que incluía pequeños tubos, huesos, conchas, piezas mecánicas, tapas de botellas, macarrones pintados de negro y hasta trozos triturados de condones para darle una apariencia áspera y orgánica. Carlo Rambaldi fabricó la cabeza por separado, integrada por unos 900 puntos articulados, e ideó la icónica segunda boca que emerge desde el interior.

Al actor nigeriano Bolaji Badejo, de 2,08 metros, lo descubrieron en un pub de Londres y rápidamente lo eligieron para llevar el traje de látex, perfectamente adaptado a su estilizada figura. Además, tomó clases de tai chi y mimo para aportar el movimiento inquietante y de amenaza contenida que caracteriza al xenomorfo. Para darle realismo a su textura viscosa le aplicaban al traje antes de cada escena grandes cantidades de lubricante K-Y Jelly que simulaba baba pegajosa.

Pringue visceral

Para el facehugger, la fase más temprana del antropomorfo, se recurrió a un combinado de tripas de oveja, pescados y mariscos que le dieran un aspecto pringoso y húmedo. El uso de objetos y materiales reales enriqueció la atmósfera de terror. En ese sentido, merece mención aparte el sangriento momento del chestburster, cuando el bebé xenomorfo sale del pecho de John Hurt, rodado por Scott sin informar a los actores de lo que iba a ocurrir para conseguir de ellos una reacción más real y genuina.

Que 'Alien: Earth' haya decidido apostar por evocar el estilo visual de la obra de Scott y emular sus efectos prácticos es un recordatorio de que, en un mundo plenamente digital, lo táctil y artesanal sigue siendo una poderosa herramienta para provocar el terror más visceral y crear una atmósfera inolvidable.