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Sergio Vila-Sanjuán o la memoria de Barcelona: "El Barrio Gótico era un misterio que hoy ha desaparecido"

Sergio Vila-Sanjuán, resolviendo misterios en el Barrio Gótico. Javier Ocaña
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Las ciudades no son postales fijas, sino organismos vivos que se reinventan al ritmo de los tiempos. Pero muchas veces esa reinvención esconde, bajo la coartada de la modernización, una 'restauración' nostálgica que tiene mucho de falsificación de la memoria urbana destinada a engatusar a los visitantes. El periodista y escritor Sergio Vila-Sanjuán pone el Barrio Gótico de Barcelona como ejemplo de esta difícil convivencia entre lo real y lo fake, en su última novela, 'Misterio en el Barrio Gótico' (Planeta), obra galardonada con el Premio de Novela Fernando Lara.

Vila-Sanjuán sitúa en el barrio más famoso de la Ciudad Condal una trama plagada de secretos, crímenes enterrados y enigmas culturales. Un periodista a punto de jubilarse, unas cartas anónimas y un cadáver son el motor de arranque de un thriller clásico que, más allá de la intriga, funciona como una reflexión sobre la transformación de la ciudad y una crítica soterrada a la turistificación.

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¿Por qué eligió el Barrio Gótico de Barcelona como escenario de la novela?

En parte por reminiscencias de infancia: es una zona que visitaba con mi padre, historiador, que me explicaba leyendas y episodios que habían acontecido allí. Y en los últimos años he vuelto mucho, tras ser elegido miembro de la Real Academia de Buenas Letras, sita en el Palacio Requesens. Recorrer sus calles una y otra vez me han inspirado.

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¿Se inspiró en algún suceso real para arrancar la trama?

Las dos investigaciones centrales del protagonista, la búsqueda de una madre hippie de los años 80 por encargo de su hija y las sucesivas alarmas por una serie de inquietantes sucesos acaecidos en el Barrio, son totalmente imaginarias. Pero a lo largo de la novela aparecen distintas situaciones que sí son reales: el atentado contra Fernando el Católico, la reunión de la Orden del Toisón de Oro, el cuadro de Isabel de Requesens, el enigma del obispo Irurita, desaparecido durante la guerra civil, la historia del coleccionista Federico Marés…

Lo que hoy conocemos como barrio Gótico tiene mucho de reconstrucción urbanística muy pautada

El barrio es un personaje más del libro. ¿Se lo conoce palmo a palmo o tuvo que documentarse mucho para reconstruirlo con tanta fidelidad?

Lo conozco y además a lo largo de los años me he documentado a fondo sobre su “creación”, ya que aunque tiene una base patrimonial histórica real (la Catedral, el Palacio Real Mayor, etcétera), lo que hoy conocemos como barrio Gótico tiene mucho de reconstrucción urbanística muy pautada y desarrollada entre 1880 y 1960.

¿Qué es lo que más le fascina del Barrio Gótico? ¿Tiene algún rincón favorito?

La plaza San Felipe Neri tiene una magia y un encanto innegable, aunque también un poso de tragedia, por el bombardeo que sufrió durante la Guerra Civil y que ha dejado huellas indelebles.

¿La turistificación está alterando la forma en que se recuerda y vive el centro histórico de Barcelona?

Barcelona ha cambiado mucho en su relación con el turismo. En época franquista se publicitaba como “ciudad de ferias y congresos”, y hasta los Juegos Olímpicos recibía más visitantes profesionales que turistas. En las últimas décadas se ha consolidado como uno de los grandes destinos turísticos del Sur de Europa. Eso ha cambiado el carácter de la ciudad, ha supuesto un aporte económico que ha permitido sobrellevar sucesivas crisis económicas, y también plantea los problemas que tienen con este tema otras ciudades europeas como París, Londres, Venecia o Praga, por poner ejemplos de distintas dimensiones.

¿Sería mejor que Barcelona no atrajera al turismo y el Barrio siguiera como estaba en los años 70? No lo tengo claro

Cómo afecta la gentrificación al tejido social y urbano del Barrio Gótico?

El Barrio Gótico de mi infancia era una zona misteriosa, lóbrega en algunos pasajes y un tanto destartalada en otros. Muy literaria. Había viejos comercios, librerías de viejo, pequeños estudios de artistas bohemios. Casi todo eso ha desaparecido a favor de los restaurantes chic y las tiendas de souvenirs. Algunos viejos palacios se han reconvertido, como ocurre en mi novela, en apartamentos de altísimo standing.

¿Sería mejor que Barcelona no atrajera al turismo y el Barrio siguiera como estaba en los años 70?

No lo tengo claro. Por otra parte, una zona turística en auge como ésta también alberga personas sin techo, marginados que requieren asistencia y ayuda, frente a los que la ciudad no puede cerrar los ojos. En mi novela lo he intentado plasmar.

¿Fue difícil encontrar el equilibrio entre el misterio de la trama y su trasfondo socio cultural?

Ese equilibrio es una de las claves de ‘Misterio en el Barrio Gótico’ y sí, me llevó bastantes meses encontrar el tono que quería darle.

El protagonista es periodista cultural, como usted. ¿Cuánto hay de Sergio en él?

Digamos que un 40%. Le he cedido mi profesión, mis gustos musicales, incluso mi indumentaria… Espero que sea agradecido.

¿Hay alguna influencia confesa que haya tenido al escribir este libro?

Scott Fitzgerald, Evelyn Waugh y Alain-Fournier son autores que han tenido mucho peso en mi manera de entender la literatura. Pero ‘Misterio en el Barrio Gótico’, en concreto, aspiraría a situarse en la tradición del thriller cultural tan bien representado por Umberto Eco y Arturo Pérez Reverte, con la sombra de Conan Doyle y Agatha Christie al fondo.