'Tron', cómo una mala película terminó convertida en religión digital para una generación

En su día fue un fracaso de taquilla, pero con el tiempo se convirtió en uno de los filmes de culto más adorados de los años 80
Cinco series de los años 80 que han envejecido mal
El año 1982 nos dejó varias obras maestras imperecederas de la ciencia ficción, como 'Blade Runner', 'La cosa' o 'E.T. el Extraterrestre'. Y también un experimento tan inclasificable como 'Tron' (1982), una película no particularmente buena (siendo generosos) que además se la pegó a lo grande en taquilla, pero que terminó convirtiéndose en uno de los filmes de culto más adorados por toda una generación de geeks, programadores y fanáticos de lo digital. Aunque no ha envejecido nada bien, hoy está reconocida como una obra visionaria y pionera en el uso del CGI. Hasta John Lasseter reconoció que sin 'Tron' jamás habría hecho 'Toy Story'. Y, como casi cualquier producto que huela a los 80, también se ha convertido en franquicia. La última entrega, 'Tron: Ares', llega llega ahora a las salas de cine.
En la época en la que se estrenó 'Tron', el concepto 'ciberespacio' sonaba a magia negra. Nadie tenía aún ordenador en su casa, y los pocos que había ocupaban una habitación entera. Por eso, una película sobre un programador rebelde (un joven Jeff Bridges que ni siquiera había hecho aún 'Starman' y mucho menos 'El gran Lebowski') que se ve arrastrado dentro de una computadora donde los programas cobran vida y compiten en juegos digitales a muerte, suponía todo un premonitorio vistazo al futuro.

Pionera en la animación digital
Hoy puede parecer un PowerPoint animado con píxeles groseramente toscos, pero en su momento fue pionera en el uso de gráficos generados por ordenador. En realidad, ‘Tron’ solo tenía entre 15 y 20 minutos de animación digital, más de 800 planos en los que los actores eran insertados en escenarios digitales. A diferencia de películas emblemáticas en el uso de efectos especiales como 'La guerra de las galaxias', que recurría a técnicas tradicionales como las miniaturas y el matte painting, 'Tron creaba un universo directamente en el ordenador, sin utilizar recursos físicos.
Disney creía que tenía una carta ganadora en la mano, poco menos que un fenómeno cultural a lo 'Star Wars', pero se equivocó de pleno. En taquilla fue un desastre mayúsculo, y la crítica tampoco tuvo piedad. "No puedo explicarte el miedo que la gente tenía a los ordenadores entonces. Y el mensaje que la película lanzaba era: ‘Te da miedo porque no formas parte de ello. No tienes acceso. No tienes ni idea de lo que es. Pero si acaba en tus manos, te sentirás empoderado’”, explicaba el director Steven Lisberger en una entrevista en 'Den of Geek'.

Un culto gestado en los videoclubes
No deja de tener sentido que donde el público general vio un sinsentido fosforescente, una generación de jóvenes obsesionados con los ordenadores encontrara algo más cuando fue descubriéndola en los videoclubes: su propio reflejo digital. Por primera vez el héroe no era un soldado ni un detective, sino un tipo normal y corriente que escribía código y se rebelaba contra un sistema opresivo. Es decir, mucho antes que 'Matrix' estuvo 'Tron'. Además, toda esa estética de líneas limpias, luces de neón y música electrónica minimalista resultaba que tenía estilo propio, y sería muy influyente.
Con todas sus incoherencias y flaquezas narrativas, 'Tron' se convertiría en una especie de biblia para los fanáticos del diseño y los gamers vintage. Más que una película, era una promesa que no tardaría mucho en cumplirse: la de que algún día, detrás de la pantalla, habría un mundo entero esperándonos.
