Política

Si la política actual fuera mitología: "Trump sería Zeus y Pedro Sánchez, Atenea"

Donald Trump como el moderno Zeus
Donald Trump como el moderno ZeusRedacción Uppers
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En un tiempo en el que la política se mide cada vez más en clips virales y los líderes caminan como estrellas sobre alfombras digitales, Toni Aira propone un ejercicio tan intelectual como urgente: mirar más allá del gesto, la pose o el tuit. En Mitólogos. El arte de seducir a las masas, este periodista y doctor en Comunicación Política no solo nos invita a observar, sino a interpretar. Porque tras un balcón, una gorra o una bandera, late un relato que no es improvisado: es mitológico.

Aira parte de una premisa provocadora: nuestros líderes no solo compiten en urnas, sino también en símbolos. “En la sociedad del espectáculo, quien domina la emoción domina el poder”, afirma. Y la emoción, como bien sabía Aristóteles, no se legisla, sino que se evoca. Por eso los grandes relatos políticos del presente se construyen como antes se tejían las leyendas griegas: con héroes, caídas, sacrificios y gestos coreografiados para la eternidad.

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Zeus tuitea, Ícaro fracasa, Prometeo resiste

¿Y si los políticos fueran dioses del Olimpo? Aira no duda: Donald Trump sería Zeus, con su rayo digital en forma de red social y su presencia omnisciente. Emmanuel Macron, por el contrario, encarnaría a Ícaro, el que quiso volar alto como líder global, pero terminó abrasado por su propia ambición, incapaz de controlar su cielo doméstico.

La mitología, sugiere el autor, no es un anacronismo cultural sino un software emocional que sigue ejecutándose en nuestra cabeza. Cuando Volodímir Zelenski emerge como símbolo de resistencia frente al poder invasor de Putin, no está solo protagonizando una guerra: está activando el arquetipo de Prometeo, el que robó el fuego de los dioses para devolvérselo al pueblo. La épica, dice Aira, no se improvisa: se narra.

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Lo mismo sucede con Pedro Sánchez, quien para el autor representa una versión moderna de Atenea, la diosa de la estrategia. “Su resiliencia también es sabiduría”, apunta. Ha convertido la resistencia en marca personal, del mismo modo que otros líderes, como Giorgia Meloni, han domesticado sus pasados más incómodos a golpe de relato visual y reinvención simbólica. Si miramos de nuevo hacia la política española, Sísifo, condenado a empujar una roca eternamente, para verla caer inmediatamente después, sería Feijoo, con sus incesantes pero, hasta ahora al menos, vanos esfuerzos por alcanzar el poder.

Detalle de la portada de Mitólogos

De las Erinias al laberinto digital

Pero no todos los mitos del poder son luminosos. España, dice Aira, vive un ciclo político que recuerda a las Erinias, esas diosas de la venganza que perpetuaban el castigo eterno. “La política española se ha convertido en un ciclo de ajustes de cuentas y pasiones desatadas”, afirma. Nada termina, todo se recicla en una guerra interminable de símbolos y reproches.

En este universo mitológico actualizado, las redes sociales juegan un papel doble: son el Olimpo del aplauso instantáneo, pero también el Hades de la cancelación súbita. “Viralizarse es subir al cielo, pero basta un gesto para caer al infierno digital”, resume. La adicción a las pantallas, como explica Aira con humor, tiene más de caja de Pandora que de oráculo: las abrimos esperando algo bueno, y nos inundan los males del mundo… pero seguimos buscando notificaciones que nos salven.

Uno de los hallazgos más certeros del libro está en su reivindicación de los asesores, los creadores de imagen, los llamados “mitólogos del poder”. Si antes Séneca susurraba al oído de Nerón y Aristóteles aconsejaba a Alejandro Magno, hoy sus herederos son los storytellers y community managers con alma de Homero. No visten toga, pero trazan estrategias. No escriben tragedias, pero diseñan puestas en escena capaces de convertir a un presidente en mártir o a una ministra en musa pop.

El relato es el barco. El poder, Ítaca”, dice Aira. Y como en la Odisea, no todos los líderes llegan a destino: algunos naufragan entre sirenas mediáticas, tormentas de titulares y cíclopes electorales. El arte, entonces, está en saber qué imagen mostrar, qué emoción despertar, qué mito activar. No se trata solo de propaganda. Se trata de comunicación en su sentido más profundo: despertar resonancias antiguas en cabezas modernas. Seducir, no solo convencer. Mover, no solo persuadir.

Toni Aira y su libro 'Mitólogos'

Una caja de herramientas para el siglo XXI

Mitólogos no es un manual de marketing político. Es, en palabras del propio Aira, “una caja de herramientas” para mirar mejor. Una invitación a no quedarnos en la superficie de lo banal, sino a leer el subtexto de lo simbólico. A reconocer que cuando un líder se presenta con una camiseta ceñida o una lágrima bien colocada, está apelando a algo que está en nosotros desde hace milenios.

Y quizá ahí está la gran revelación del ensayo: que la política no ha cambiado tanto. Lo que cambian son los escenarios, las tecnologías, los disfraces. Pero la necesidad de mitos, de héroes, de promesas, permanece. En el fondo, seguimos buscando a Hermes que nos traduzca el mundo. O a Ulises, que nos lo narre. Aira, sin duda, ha decidido ser ambos.