Nariz, voz y gestos: así se convirtió físicamente Álvaro Morte en Adolfo Suárez para revivir el 23-F
El actor algecireño se mete en la piel del expresidente en la serie 'Anatomía de un instante'
De los 20 a los 70 años: ¿cómo ha cambiado lo que significa el 23 F para cinco generaciones diferentes?
Hay transformaciones interpretativas que solo terminan de revelarse cuando el actor entra en escena. Muchas veces cuesta imaginar a priori cómo un intérprete encarnará a una figura histórica reconocible, pero después en la pantalla todo encaja: la voz se ajusta, la postura cambia, el gesto se afina. El actor desaparece y emerge el personaje. Eso es lo que ocurre con Álvaro Morte como el expresidente Adolfo Suárez en la serie 'Anatomía de un instante', dirigida por Alberto Rodríguez.
El "profesor" de la 'La casa de papel' se ha enfrentado a uno de los retos más exigentes de su carrera, el de dar vida a una figura cuya memoria política y emocional está inexorablemente unida a los claroscuros de la Transición y a la transformación de un régimen totalitario en una democracia incipiente. Especialmente porque cualquier exceso o gesto impostado podría romper la verosimilitud de un relato que reconstruye el vértigo del 23-F visto desde dentro del Congreso.
"Si llego a hacer una imitación hubiéramos caído en lo ridículo. Me interesaba rebajar esa impostación y encontrar la persona que había detrás del político", explicaba en una entrevista televisiva recogida por 'La razón'. Para Morte, el desafío no consistía en replicar a Suárez, sino en construirlo desde dentro, evitando la caricatura y buscando la humanidad.
Sí, ayuda la caracterización en cuanto a peinado, vestuario y maquillaje, especialmente una prótesis nasal de goma diseñada para modificar sutilmente sus rasgos faciales. Aunque el algecireño admite en un vídeo entre bastidores de Movistar Plus+ que durante las pruebas surgió la duda sobre esa nariz postiza: "Sí que dudamos: ¿la ponemos o no? ¿Qué hacemos? ¿Quedará falso? ¿No quedará falso? ¿Será una marioneta lo que veremos? Al final apostamos por ponerla".
Pero lo más importante es cómo Morte reorganiza su postura, su mirada, su gestualidad, la voz y su relación con el espacio para reencontrar la esencia del expresidente sin artificio. "Por ejemplo, Suárez sufría mucho de dolores de muelas: abría muy poco la boca. Para hablar, lo hacía como lanzando besitos. Tenía los labios muy finos. Yo hago un gesto como si apretara la boca, para intentar captar esa expresión", explica Morte.
Redescubriendo al hombre
En varias entrevistas, Morte ha hablado de la complejidad del expresidente y de cómo rodar la serie ha cambiado de alguna forma su percepción. "He descubierto un personaje con muchísima ambición, pero con propósito de consolidar una democracia y una honestidad... tenía un carisma avasallador", afirma en 'El Español'.
Precisamente esa capacidad persuasiva de Suárez fue uno de los enfoques fundamentales para componer al personaje. "Para mí la clave fue analizarlo como un vendedor de neveras, que sabía convencer y conseguir lo que quería", revela en Infobae. Esa doble naturaleza —ambición y sentido político— es la que Morte intenta encarnar sin simplificaciones.
Un momento emocionante
Frente al mero gesto heroico de permanecer sentado en el Hemiciclo durante el 23-F, Morte ofrece un Suárez atravesado por dudas, convicciones y contradicciones con el que ha conectado emocionalmente. "La primera vez que me metí en la piel de Suárez coincidió con el primer día de rodaje, que además fue en el Congreso de los Diputados. Era la primera vez que yo entraba allí y fue impresionante hacerlo, sentándome en su escaño, viendo los impactos de bala que todavía se conservan en el techo… Fue una experiencia muy emocionante y sobrecogedora", cuenta en 'Esquire'.
Más allá del personaje, el actor ha reflexionado sobre la necesidad de revisar críticamente la historia reciente. "Si me preguntas a mí, yo creo que el 20N todos los años deberíamos estar tirando cohetes y fuegos artificiales", subrayaba en una entrevista a Europa Press en la que también lamentaba la falta de formación sobre el franquismo en generaciones jóvenes: "Muchos no tienen ni idea de lo que realmente es una dictadura".
