Queen (con Freddie Mercury) podrían volver a los escenarios en forma de hologramas
Brian May y Roger Taylor ven con buenos ojos una reunión virtual de la formación original al estilo de 'ABBA: Voyage'
Queen es la banda de rock más escuchada del siglo XXI
Los afortunados que pudieron disfrutar de Freddie Mercury en directo, por ejemplo en el estadio del Rayo Vallecano en 1986, recordarán el estado de comunión y catarsis colectiva que podía crear en la audiencia. Esa clase de magia que hacía sobre un escenario es irrepetible. ¿O no? El guitarrista de Queen, Brian May, y el baterista, Roger Taylor, han insinuado la posibilidad de que la formación original (Freddie incluido) se reúna virtualmente para ofrecer un show de hologramas al estilo de 'ABBA: Voyage'.
May y Taylor, que llevan muchos años girando bajo el nombre de Queen en compañía de Adam Lambert, verían con buenos ojos una reunión con el fallecido cantante y el bajista John Deacon, quien dejó la banda en 1997. "Freddie sigue vivo gracias a la música que escuchamos constantemente. En cierto sentido, John sigue con nosotros de la misma manera, pero ahora tenemos muchas otras oportunidades", concedía May en declaraciones a Big Issue.
"Volver a ser el Queen original"
“Me refiero a cosas que sean inmersivas, como The Sphere en Las Vegas, donde será posible ofrecer a la gente una experiencia muy cercana a lo que vivimos nosotros cuando éramos Freddie, John, Brian y Roger. Y eso me atrae mucho”, profundizaba. Es cierto que en los conciertos actuales como Queen Freddie aparece en pantalla para unirse a él en 'Love of my Life', pero eso es muy distinto a lo que puede hacerse con la tecnología de los hologramas. “No se trataría solo de reproducir imágenes antiguas o algo por el estilo. Sería crear Queen como si lo estuviéramos creando hoy. Me encanta la idea de que podamos volver a ser el Queen original”, añadía el guitarrista.
Por su parte, Taylor también cree que la tecnología ya permitiría hacer un show virtual mucho más redondo que los que se han visto de Whitney Houston, Roy Orbison o incluso el de Abba, estrenado en 2022 y que dejó al batería con sensaciones ambiguas: "Las proyecciones en sí no me parecieron tan convincentes. Creo que la tecnología ha avanzado mucho desde que comenzó el espectáculo de ABBA, y que se pueden hacer muchas más cosas”.
Homenaje, negocio y dilema ético
Desde luego, el uso de hologramas en conciertos no es nuevo, pero desde que Tupac Shakur 'resucitara' en el festival Coachella de 2012 para unirse a Snoop Dogg y Dr. Dre la técnica se ha perfeccionado y comercializado a gran escala. Los artistas fallecidos, o aquellos que ya no pueden girar, representan un mercado enorme. Las empresas de entretenimiento han visto en los hologramas una forma de aprovechar catálogos inmensos sin las limitaciones biológicas del artista. Es un modelo que mezcla homenaje, negocio y un cierto desasosiego ético.
Se abre un debate necesario sobre el significado de 'música en vivo'. ¿Sigue siendo directo si lo que vemos es una proyección? Para muchos, sí, siempre que haya músicos reales en escena y elementos performativos; para otros, se trata de una simulación que pierde la esencia de un concierto tradicional. Un holograma no se cansa, no envejece, no exige dietas de catering ni vuelos privados. Para las discográficas y productoras es una mina de oro. Pero ver al artista en vivo, respirar el mismo aire que él, incluso verle equivocarse, es una experiencia difícilmente replicable. Si el directo se convierte en un producto controlado al milímetro, sin espacio para lo imprevisible o la improvisación, la música pierde gran parte de su alma.
Eso por no entrar en otras cuestiones que esta tecnología pone sobre la mesa: ¿hasta qué punto es respetuoso recrear a un artista fallecido sin su consentimiento explícito? ¿Es correcto mantenerlo 'activos' para generar ingresos? ¿Puede esto trivializar la conexión emocional que el público tenía con él? Al final, la música en directo sigue siendo un lugar donde buscamos algo más que nostalgia: buscamos sentirnos parte de algo único.
