Los mejores poemas de Walt Whitman en el día del aniversario de su nacimiento

  • Se cumplen 202 años del nacimiento del considerado padre de la poesía estadounidense

  • Walt Whitman fue profesor, periodista, enfermero voluntario y poeta

  • Su libro 'Hojas de hierba' causó polémica en su tiempo por tratar la homosexualidad

Hoy se cumplen 202 años del nacimiento de Walt Whitman, uno de los poetas norteamericanos más influyentes de todos los tiempos. Whitman fue profesor, periodista, ensayista y hasta enfermero voluntario, pero se le recuerda, sobre todo, por su actividad como poeta y su faceta humanista. Está considerado el padre de la moderna poesía estadounidense y hasta se le considera el precursor del verso libre.

Whitman ha influenciado a varias generaciones de poetas, tanto en los Estados Unidos como fuera, desde Rubén Darío, T. S. Eliot o Fernando Pessoa hasta Federico García Lorca, Pablo Neruda o Henry Miller. Entre sus obras destaca su libro 'Hojas de hierba', un compendio de poemas que causó mucha polémica en su tiempo, ya que se consideró obsceno por tratar abiertamente la homosexualidad.

Para celebrar este 202 aniversario de su nacimiento, hemos querido recopilar algunos de sus poemas más recordados, más importantes y algunos menos conocidos pero que pueden considerarse pequeñas joyas ocultas.

¡Oh, Capitán, mi Capitán!

Todos recordamos la increíble actuación de Robin Williams subido a un pupitre en El Club de los Poetas Muertos, recitando a gritos uno de los poemas más famosos de Whitman. Y es que esta elegía se la dedicó Whitman a su querido Abraham Lincoln después de sus asesinato, él era "su capitán". Es buen momento para recordarlo:

¡Oh capitán! ¡Mi capitán! Nuestro espantoso viaje ha terminado,

La nave ha salvado todos los escollos, hemos ganado el anhelado premio,

Próximo está el puerto, ya oigo las campanas y el pueblo entero que te aclama,

Siguiendo con sus miradas la poderosa nave, la audaz y soberbia nave;

Más ¡ay! ¡oh corazón! ¡mi corazón! ¡mi corazón!

No ves las rojas gotas que caen lentamente,

Allí, en el puente, donde mi capitán

Yace extendido, helado y muerto.

¡Oh capitán! ¡Mi capitán! Levántate para escuchar las campanas.

Levántate. Es por ti que izan las banderas. Es por ti que suenan los clarines.

Son para ti estos búcaros, y esas coronas adornadas.

Es por ti que en las playas hormiguean las multitudes,

Es hacia ti que se alzan sus clamores, que vuelven sus almas y sus rostros ardientes.

¡Ven capitán! ¡Querido padre!

¡Deja pasar mi brazo bajo tu cabeza!

Debe ser sin duda un sueño que yazcas sobre el puente.

Extendido, helado y muerto.

Mi capitán no contesta, sus labios siguen pálidos e inmóviles,

Mi padre no siente el calor de mi brazo, no tiene pulso ni voluntad,

La nave, sana y salva, ha arrojado el ancla, su travesía ha concluido.

¡La vencedora nave entra en el puerto, de vuelta de su espantoso viaje!

¡Oh playas, alegraos! ¡Sonad, campanas!

Mientras yo con dolorosos pasos

Recorro el puente donde mi capitán

Yace extendido, helado y muerto.

No te detengas

Un poema cargado de optimismo y espíritu de superación. De sus versos surgió la frase que dio nombre al famoso "Club de los poetas muertos":

No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,

sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.

No te dejes vencer por el desaliento.

No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,

que es casi un deber.

No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.

No dejes de creer que las palabras y las poesías

sí pueden cambiar el mundo.

Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.

Somos seres llenos de pasión.

La vida es desierto y oasis.

Nos derriba, nos lastima,

nos enseña,

nos convierte en protagonistas

de nuestra propia historia.

Aunque el viento sople en contra,

la poderosa obra continúa:

Tu puedes aportar una estrofa.

No dejes nunca de soñar,

porque en sueños es libre el hombre.

No caigas en el peor de los errores:

el silencio.

La mayoría vive en un silencio espantoso.

No te resignes.

Huye.

“Emito mis alaridos por los techos de este mundo”,

dice el poeta.

Valora la belleza de las cosas simples.

Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,

pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.

Eso transforma la vida en un infierno.

Disfruta del pánico que te provoca

tener la vida por delante.

Vívela intensamente,

sin mediocridad.

Piensa que en ti está el futuro

y encara la tarea con orgullo y sin miedo.

Aprende de quienes puedan enseñarte.

Las experiencias de quienes nos precedieron

de nuestros “poetas muertos”,

te ayudan a caminar por la vida

La sociedad de hoy somos nosotros:

Los “poetas vivos”.

No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.

Postrera invocación

Al fin, dulcemente,

dejando los muros de la fuerte mansión almenada,

el duro cerco de las cerraduras, tan bien anudado;

la guardia de las puertas seguras,

sea yo liberado en los aires.

Con sigilo sabré deslizarme;

pon tu llave suave en la cerradura y, con un murmullo,

abre las puertas de par en par, ¡alma mía!

Dulcemente -sin prisa-

(carne mortal, ¡oh, qué fuerte es tu abrazo!

¡oh amor! ¡cuán estrechamente abrazado me tienes!)

Yo canto para mí mismo

Yo canto para mí, una simple y aislada persona,

Sin embargo pronuncio la palabra democracia, la palabra Masa.

Canto al organismo humano de pies a cabeza,

No son la fisonomía sola ni solo el cerebro los motivos únicos de mi Musa,

Yo digo que la Forma completa es la digna,

Y canto a la mujer lo mismo que canto al Macho.

La Vida inmensa en pasión, pulso, poder,

La vida feliz, formada en la más libre acción,

bajo el imperio de las leyes divinas

Canto al hombre Moderno.

Yo, tranquilo, serenamente plantado

Yo, tranquilo, serenamente plantado ante la naturaleza,

Amo de todo o señor de todo, sereno en medio de las cosas irracionales.

Imbuido como ellas, pasivo, receptivo, y silencioso, también como ellas,

Conocedor de que mi ocupación, mi pobreza, mi notoriedad

Y mis debilidades son menos importantes de lo que creía,

Hacia el mar mexicano, en el Manhattan o en el Tennessee, o lejos en el norte o tierra adentro,

Hombre de río u hombre de montes o de granjas de estos estados, ribereño del mar o de los lagos de Canadá,

Yo, dondequiera que viva mi vida, quiero hacer frente a las contingencias

Y encarar la noche, las tormentas, el hambre, el ridículo, los accidentes

Y los rechazos como lo hace el animal.