El Prado sigue celebrando sus 200 años de historia: los detalles de la flora que pasan desapercibidos

  • Eduardo Barba: "El Museo del Prado es un universo muy rico en plantas"

  • De las quimeras del Bosco a un 'Patinir' que no pierde detalle

El Museo del Prado, una de las mejores -si no la mejor- pinacotecas del mundo, sigue celebrando sus 200 años de historia. Dos siglos en los que millones de personas han recorrido sus salas para contemplar obras cumbre de la pintura. Y entre esos millones de visitantes, nos quedamos con uno, que nos acerca a los cuadros con una mirada muy particular, la de los cientos de plantas que ahí aparecen.

Visitar el Museo del Prado con Eduardo Barba Gómez, autor de 'El Jardín del Prado', es hacerlo con otra mirada: la que se fija en detalles que para el común de los mortales suelen pasarnos desapercibidos. Pero él es botánico, jardinero, y ahí el Prado también es un paraíso. "El Museo del Prado es un universo muy rico en plantas. Aparecen detalles botánicos que son muy cautivadores", señala.

Si es cuestión de fijarse, 'El jardín de las delicias', obra del Bosco, es una delicia artística y vegetal. "Bosco unía varias plantas para crear una planta única y excepcional", añade el botánico. De las quimeras del Bosco a un 'Patinir' que no pierde detalle de la flora. "Encontramos iris al pie del estanque, el saúco... son como un personaje más de la escena", comenta Barba.

La milenrama o la chiribita: "No están ahí por casualidad"

Almudena ha estado meses restaurando 'La anunciación', de Fra Angélico, que a día de hoy luce como un vergel. "Para restaurar un cuadro es 'importantísimo' conocer todo sobre el cuadro, toda la profundidad del jardín, toda la coloración de las diferentes flores. Para el espectador ahora transmite mucho más que hace unos meses", señala Enrique Quintana, coordinador jefe de restauración del Museo del Prado.

Un recorrido distinto, que en el 'Descendimiento de la cruz' de Rogier van der Weyden, se detiene en una esquina, en la milenrama que cura las heridas. O la chiribita, en la 'Crucifixión' de Juan de Flandes, y que, pese a su sencillez, a poder encontrarla en cualquier jardín, no está ahí por casualidad.

"La chiribita tiene una simbología de resurrección. Es una planta que empieza a florecer en la primavera", comenta Barba. Primavera, con la que renacemos tras este viaje a la realidad de la vida y la belleza cotidiana que podemos encontrar.