Estos enfrentamientos entre distintos grupos étnicos y religiosos causaron la muerte de decenas de miles de iraquíes y empujaron al país al borde de una guerra civil.
El fin de las obras de restauración, que incluyeron los dos minaretes del templo, se festejó con una ceremonia retransmitida por la televisión iraquí a la que acudieron numerosos militares de alto rango, diputados y arqueólogos de la UNESCO.
La cúpula dorada del santuario, considerada una de las más grandes del mundo, fue construida en el año 868 d.C y estaba cubierta por 72.000 piezas de oro.
Bajo ella se encuentran las tumbas de dos de los doce imanes chiís, Ali Hadi y su hijo Hasan Al Askari.
Los trabajos para restaurar el recinto de Samarra, ciudad de mayoría suní, fueron llevados a cabo por una compañía turca y supervisados por la UNESCO.