¿Cuál es el origen de la expresión ponerse como el Quico?

Comilona de hamburguesa
"Ponerse como el Quico" es una expresión popular para cuando nos damos una comilonaUnsplash
  • Los orígenes de la expresión se remontan al menos hasta el año 1933, donde encontramos los primeros rastros de la misma con el mismo significado actual.

  • Se popularizó a partir de 1940, cuando un hombre murió tras un atracón de gambas en una mariscada a la que invitó su ayuntamiento y comió de forma desmedida.

  • ¿Quién es Rita, la cantaora, y de dónde viene la expresión con su nombre?

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Todos alguna vez nos hemos “puesto las botas” comiendo, “nos hemos dado un atracón”,” hemos comido hasta reventar” o “nos hemos puesto como el Quico”. Todas estas expresiones significan comer mucho e incluso en algunas ocasiones comer demasiado. En la ultima expresión se habla del Quico, pero ¿quién es ese Quico?

Una comilona histórica popularizó la expresión

El Diccionario del estudiante de la Real Academia Española de la Lengua define la expresión “ponerse como el Quico” como “hartarse de comer”. Sin embargo, no refleja el origen de la misma, por lo que hay que investigar un poco sobre cuándo comenzó a usarse para tratar de saber quién fue ese tal Quico que tan famoso se hizo en nuestras comilonas y popularizó una expresión todavía muy utilizada, aunque menos entre las nuevas generaciones.

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Aunque hay varias teorías, la más conocida es la que se remonta al año 1940, cuando el día del Corpus, fiesta popular española que se celebra 60 días después del Domingo de Resurrección, el Ayuntamiento de Aznalcázar, en la provincia de Sevilla, ofreció a sus vecinos un convite, según parece con marisco como plato principal.

Entre los invitados se encontraban a las personalidades más importantes de la villa, a cuatro peones y al pregonero del pueblo, Manuel Fernández Doña, alias “el Quico”, que aprovechó la ocasión para comer todas las gambas que pudo. La historia del glotón sevillano no tiene final feliz, pues el Quico se pegó tal atracón que, cuando se lo encontraron tres días después cerca del río, lo trasladaron al hospital en Sevilla con 40 grados de fiebre, no pudiendo hacer nada por salvar su vida, ya que allí mismo falleció. Desde entonces, la fama del Quico de Aznalcázar, que murió por comer en abundancia y de forma descontrolada, se ha utilizado para referirse a quien también lo hace.

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Apariciones anteriores de “ponerse como el Quico”

Sin embargo, aunque puede que esta hazaña gastronómica convertida en tragedia fuera la que popularizara la expresión desde el año 1940, existen pruebas de su uso antes de la mariscada de Aznalcázar. Si tiramos de hemeroteca, una de estas apariciones previas la encontramos en un artículo del diario ABC de Sevilla del 15 de julio del año 1933. En su página 27, hablando de una huelga de hambre en la cárcel, dice lo siguiente: “los comensales dimisionarios volvieron al cargo enseguida, para ponerse como el Quico”.

Otra de las anteriores apariciones es en el periódico El Siglo Futuro del 6 de noviembre de 1935. En esta edición aparecía un cuento infantil sobre un viaje de Atúnez y Zoquétez para visitar al emperador Chin-cha-te. Aquí encontramos lo siguiente: “Atúnez y Zoquétez lo prometieron, y acto seguido fueron conducidos al comedor, donde se pusieron como el Quico de comer nidos de golondrina y ratones en compota”.

También en los cuentos populares aparecía el personaje del Quico como un glotón. Según apunta María Prieto Grande, filóloga de la Universidad de Oviedo, en su escrito “Hablando en plata: de modismos y metáforas culturales”, un personaje con dicho sobrenombre tiene presencia en el libro recopilatorio “Cien Cuentos populares españoles”, obra de José Antonio Sánchez Pérez.

De este modo, aunque el origen más popular de la expresión referida a darse una comilona sea la gesta de Manuel Fernández Doña, queda más que demostrado que ya se usaba en la tradición popular desde al menos 7 años antes de la mariscada de Aznalcázar. Teniendo en cuenta que el pregonero fallecido se llamaba Manuel y no Francisco, que es el nombre del que suele ser hipocorístico el apodo “Quico”, o incluso Federico, probablemente a este personaje ya le hubieran nombrado “el Quico” porque “se ponía como el Quico” y la de su final no fuera la única comilona que en el pueblo sevillano hubieran presenciado de su pregonero.