En Perú, cada año chamanes y curanderos llegados desde la selva amazónica y desde las montañas andinas se han reunido en el cerro sagrado de San Cristóbal en Lima, para a través de sus ancestrales rituales pronosticar lo que nos deparará el nuevo año. Unos vaticinios que no sabemos si acertarán pero si demuestran un exhaustivo conocimiento de las relaciones internacionales. Los chamanes hablan hasta de lo que ocurrirá en la frontera de Ucrania.
Semillas, pétalos y la venerada hoja de coca dibujan sobre la madre tierra el número 2022. Alrededor del improvisado altar vierten 'la chicha de jora', una bebida fermentada de maíz, para llamar a la prosperidad del año nuevo.
En el Cerro de San Cristóbal, la montaña sagrada de Lima desde tiempos prehispánicos, los chamanes peruanos llegados desde la selva del Amazonas y las montañas andinas desvelan sus vaticinios para este año a través de sus diferentes rituales psicoactivos.
Un viaje espiritual y visionario por la geopolítica mundial. Las sacras bebidas psicoactivas del ritual también auguran un giro a la izquierda en América latina.
La ofrenda a la Pachamama o madre tierra termina con un deseo común: buena salud y el fin de la pandemia de covid-19. Solo el tiempo nos dirá si los chamanes llevan o no razón.