La noche anterior al enlace la joven de 23 años fue a recoger las flores de su ramo de boda. Cuando se despertó a la mañana siguiente, fue a lavarse la cara y todo se torció. En sus manos todavía continuaba la savia de las camelias y, al rozarse los ojos, le dio una fuerte reacción alérgica.
Acompañada de su futuro marido, Jon, acudió a Urgencias en el hospital de Lincoln (Nebrasca) y descubrió que no estaba abierto aún. Deseosa de casarse, decidió aguantar y acudir a su boda.
"Estuvo esforzándose por mantener sus ojos abiertos, que le lloraban constantemente", afirmó Jon a Inside Edition. Nada más darse el 'sí quiero', volvieron al hospital, donde tuvieron que inyectarle esteroides para que los efectos de la alergia se pasaran.
Christina, aunque seguía sin recuperarse del todo, no quiso perderse el resto de la celebración. "Tenía todavía un sarpullido en el cuello, así que quería quitarme el vestido para estar más cómoda. Jon fue a comprarme una camiseta en la que ponía 'novia' y eso fue lo que llevé a nuestro banquete", relata Christine.
Por suerte, este accidentado arranque de su matrimonio lo único que ha conseguido ha sido fortalecer su relación amorosa.