Las caricias de un granjero sudafricano le provocan un ataque de risa a una hiena
Ahora sí podemos decir que sabemos cómo se ríe una hiena. A primera vista, disfruta de las caricias de este hombre. Sentado en el sillón de su granja, prodiga al animal carantoñas que normalmente se dan a un gato o a un perro. La hiena, encantada, responde con su risa característica. No será el rey de la selva, pero desde luego sí lo es de esta casa en Sudáfrica. La imagen de animal carroñero y maligno que tienen las hienas se rompen con esta escena.
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