Las campañas electorales tienen momentos de gloria, pero también atraviesan altibajos. Eso es lo que le ha sucedido al primer ministro de Australia, Scott Morrison. A tres días de las elecciones generales, el político ha tenido un incidente con un niño jugando al fútbol.
El accidente ha ocurrido este miércoles, en lo que parecía otra jornada electoral anodina. A primera hora, Morrison ofreció la construcción de un parque de viviendas al sur de la ciudad de Geelong. Poco después, informó de que el impuesto a la gasolina pasará de 22 centavos el litro a 44 centavos. Hasta ese momento, todo bien.
Horas después, el dirigente acudió a un campo de fútbol ubicado en el barrio de Braddon (Canberra). Allí esperaba un grupo de pequeños futbolistas. En dicho instante se torció la jornada de Scott, al igual que su tobillo.
El presidente, en un alarde de cortar un pase y corbata a la espalda, sufrió un tropiezo. Y lo que había comenzado como un día nimio para el político y especial para un niño, terminó con ambos por el suelo. Scott lo arrolló y dejó la imagen de la campaña. Es un incidente similar al ya famoso pelotazo accidental en la cara que dio a un niño el presidente del Ayuntamiento de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.