El pueblo de Granada que rechazó una antena de telefonía en 2007 suplica ahora una "para no desaparecer"

  • Hace 14 años la pedanía de La Peza votó en referéndum si instalar una antena de telefonía y por un voto ganó el no

  • Los vecinos la localidad de Granada piden ahora ayuda

  • Las compañías de telefonía no quieren instalar sus dispositivos porque "no les compensa económicamente"

¿Se imaginan vivir a día de hoy sin cobertura de telefonía móvil? Es lo que le ocurre a los vecinos de Los Villares, una pedanía de La Peza, en Granada. Hace 14 años, en un referéndum votaron si querían o no antena. El resultado, por un voto en contra, paralizó el ansiado proyecto de colocar la antena. A día de hoy, el pueblo sigue sin cobertura, y ninguna compañía quiere hacer la instalación, dicen, por motivos económicos.

Algunos vecinos consideraban por aquel entonces que una antena traería más problemas de salud que beneficios. Si total, sin móvil se vivía bien. Ese era el debate en aquellos tiempos, pero ya no existe. En 2021 todos quieren vivir conectados. “Estamos muy mal porque a estas alturas seguimos incomunicados”, relata a NIUS Teresa, vecina de Los Villares. Para hablar por teléfono, los vecinos usan el fijo de casa, y el móvil tiene utilidad cuando tienen conexión a internet. En el momento que pisan la calle, la cobertura es nula.

Desde el ayuntamiento llevan años buscando alguna solución, y hasta el momento sin éxito. Les han propuesto a todas las compañías construir ellos la antena, “gastarnos 40.000 o 50.000 euros en hacerla”, relata a NIUS Celia Santiago, alcaldesa de La Peza. Sin embargo, las empresas de telefonía tendrían que instalar luego sus dispositivos, algo que no quieren porque "no recuperarían el dinero del mantenimiento ni en 50 años”, dice Celia. Al hacer las cuentas, les dicen que no les compensa “al ser pocos vecinos”.

Viven en la pedanía unas 40 familias, ¿Y cómo van a ser más? Si las oportunidades se van reduciendo, en lugar de incentivar”, se pregunta refiriéndose con esto a la ‘España Vacía’. La realidad del mundo rural es esta, “las oficinas de banco las quitan, los colegios solo hasta primaria y esta es la tendencia”, relata, agrupar los servicios en las grandes ciudades, pero “nosotros nos quedamos aislados”. El sentimiento de impotencia y frustración se extiende entre los vecinos.

En caso de urgencia en la calle, más vale tener suerte, porque en ningún rincón hay cobertura. “A veces me he ido al pueblo de al lado a esperar la llamada del médico”, cuenta la vecina, que en su caso no tiene fijo en casa. También lo ha hecho para contactar con sus familiares o llamar a los amigos, porque no todos tienen redes sociales con las que contactar desde la vivienda a través de internet. También lo tienen difícil los que trabajan en el campo, o en cualquier lugar de la calle, en el caso de necesitar dar un telefonazo.

La antena les solucionaría la incomunicación, “hay que mirar por las personas y no todo puede ser económico”, dice la alcaldesa, quien se preocupa porque de no mirar por los servicios necesarios, cualquier día en el pueblo no quedará nadie. Actualmente están sufriendo la pérdida de los jóvenes que “no quieren estar aquí porque no pueden hablar con sus amigos”, dice la vecina.

También se preocupan por el turismo que podría disfrutar de un lugar rodeado de paz y de naturaleza pero que muchos rechazan por no tener cobertura. En consecuencia, afecta en negativo a la economía. En 14 años la vida ha cambiado mucho, a ningún vecino se le olvida aquel voto que hizo tanto daño al pueblo dejándolo incomunicado.