Bela nos da las claves de su longevidad y abre su corazón con motivo de 'Bela, la historia continua' (Emprenbooks)
Consejos de Bela, leyenda del pádel, para mejorar a los 50: "Gracias a mi globo pude ser profesional hasta los 45"
“Volvería a pasar por todo: las alegrías, las derrotas, los cumpleaños solo, el dolor físico.” Con esa frase, Fernando Belasteguín (Pehuajó, Argentina 1979) no solo cierra esta entrevista, sino que condensa la esencia de una carrera inigualable. Tras dominar el pádel mundial durante 16 años como número uno, y tras haberse despedido oficialmente de las pistas hace apenas unos meses, Bela presenta la segunda parte de su biografía: 'Bela, la historia continua' (Emprenbooks), un relato que no solo reconstruye sus logros, sino que se detiene en las renuncias, el dolor y las batallas internas que marcaron su camino.
Desde su Pehuajó natal hasta las pistas más exigentes del mundo, Belasteguín ha vivido una vida deportiva larga, intensa y cargada de aprendizajes. Ahora, ya sin el peso de la competición, habla sin filtros: sobre sus orígenes, sus lesiones, el dolor de la distancia familiar, la evolución del pádel y lo que significa retirarse por fin “sin dolor”. Recorremos junto a él no solo su trayectoria profesional, sino también su faceta más íntima: la del chico que cambió el fútbol por una pista de pádel a 100 metros de su casa, y que aún sueña con despedirse jugando un último partido con su padre.
¿Cómo se convierte un chico de Pehuajó en el número uno del mundo durante 16 años en un deporte que por entonces era casi desconocido?
La ilusión de ser deportista profesional la tuve de chiquito, pero fue todo como muy rápido, fui profesional con 15 años. Argentina y España eran los dos países líderes de mi espada del mundial, bueno, como lo sigue siendo ahora, más allá de que se sigue jugando en diferentes países, los dos países que dominan el deporte son Argentina y España.
Lo que era mi hobby a los 15 años se convirtió en mi profesión y pasaron 30 años y ya no soy más jugador profesional. Voló todo muy, muy, muy rápido, entonces lo disfruté un montón, pero sobre todo lo estoy disfrutando ahora, porque durante la profesión siempre fui una persona súper exigente conmigo mismo y con todo el entorno que yo tenía para ser lo más competitivo posible y como te decía, pasaron 30 años muy rápido de algo que mi hobby se convirtió en mi profesión.
¿Qué pensaste la primera vez que viste una pala y una pista de pádel? ¿Fue amor a primera vista o fue algo progresivo?
Fue todo muy natural. Yo conocí el pádel en el mismo club que jugaba al fútbol porque hicieron la primera cancha de pádel, que aparte estaba a 100 metros de mi casa. Y ahí era o estabas todo el día en la plaza sin hacer nada y fumando o te dedicabas a hacer deporte, porque no teníamos centros comerciales, no teníamos cine, nada en mi pueblo. Y a mí se me dio por hacer deporte, entonces salía del colegio, hacía fútbol y después estaba todo el día en la cancha de pádel.
Por aquel entonces los equipos de fútbol de Buenos Aires venían a buscar a los jugadores que hacían goles, a los más habilidosos. Yo era un defensa central muy duro y muy rústico. Y vi que con el fútbol no iba a salir de mi pueblo. Iba a terminar jugando en mi equipo, con mis amigos, pero que no iba a ir a más. Entonces descubrí en el pádel un deporte que me permitía salir un poquito más de mi ciudad, empezar a conocer Argentina y me decanté por el pádel con eso. Y tuve la suerte de que se me dio rápido y debuté profesionalmente con 15 años.

¿Cuál ha sido el golpe que más fácilmente dominaste y cuál te costó más, incluso siendo profesional?
Bueno, yo creo que para ser jugador profesional, de lo que sea, tenés que dominar todas las facetas. Quizás tenés algún golpe nueve puntos y medio, pero si los otros no los tenés ocho puntos, en el profesionalismo tenemos la capacidad de tirártela todas a donde menos hábil sos. Yo creo que para ser profesional tenés que dominar todos los golpes y sobre todas las cosas más que los golpes, los momentos a utilizar cada golpe.
A mí se me ha caracterizado por tener una calidad de globo muy buena, que es lo que me ha permitido jugar hasta una edad tan alta, con 45 años, porque el globo es la pelota que va volando en el aire y te da tiempo, aunque en los últimos años las pelotas y las canchas son cada vez más rápidas y el globo o se usa poco o hay que tirarlo cada vez con más precisión, pero yo siempre tuve una precisión del globo muy buena y fue lo que me permitió jugar hasta los 45 años.
siempre tuve una precisión del globo muy buena y fue lo que me permitió jugar hasta los 45 años
¿Qué te gusta y qué te disgusta del pádel actual en comparación con el de tu época?
Yo creo que como deporte es muy importante ir evolucionando, pero sobre todas las cosas para mí hay algo súper importante. Si vos querés ser deportista profesional, de lo que sea, te tenés que adaptar rápidamente a las condiciones que hay del deporte profesional que quieras hacer en la actualidad. Vos decís, yo quiero jugar como se jugaba antes. No, vos tenés que jugar para ser jugador profesional como se juega ahora.
Y las paletas han evolucionado, las pelotas han evolucionado, las canchas han evolucionado por el calendario que hay, se juega en sitios donde hay altura y hay mucho calor, entonces es un deporte cada vez más rápido. Entonces si hoy querés ser jugador profesional, son unas condiciones. Tenés que aceptarlas y entrenar para jugar con estas condiciones.
No me cabe duda que si somos un deporte serio tenemos que continuar evolucionando y el pádel que se ve hoy es mucho mejor que el que se vio el año pasado y no me quiero ni siquiera remontar hace 20 años atrás o 10 años atrás, sino que el pádel de este año tiene que ser mejor que el del año pasado, pero tiene que ser peor del que va a venir en el futuro. Para mí eso es lo que marca que somos un deporte serio, estar en continua evolución, porque si no evolucionás no lo considero que es un deporte serio. Entonces estoy muy contento de ver la evolución de año a año que hace el deporte profesional.

¿Por qué crees que el pádel ha calado tanto en públicos tan distintos, desde jóvenes hasta mayores de 50?
Porque a lo mejor es un deporte más social que permite esa interacción extra. Aunque creo que se han dado muchos factores.
Primero, como deporte social, es un deporte muy fácil, muy muy fácil, que no necesitas condición física y técnica para entrar a la cancha. Y pasártelo bien, y eso es espectacular. Lo puede jugar el hombre y la mujer, lo puede jugar en un rango de edad, desde muy joven hasta muy adulto. Y hace 10, 15 o 20 años atrás, eran pocas las personalidades. No había tantas redes sociales como la que hay ahora. Y había mucha gente con influencia en el mundo del deporte, en el mundo del espectáculo, en el mundo político que jugaba al pádel.
Pero no había la viralización que hay hoy. Y en los últimos años nos ha ayudado muchísimo el desarrollo del deporte, que todas esas personas conocidas a nivel mundial de diferentes ámbitos del espectáculo, del deporte, de la política, juegan al pádel y lo ponen en sus redes sociales. Y eso nos ha ayudado un montón, porque ver en las redes sociales de Cristiano, de Messi, de Neymar, de Mbappé, de gente, de tenistas como Rafa Nadal, Roger Federer, Diokovic, que habló de pádel, gente que es tan influyente a nivel mundial, que juega al pádel, nos ha ayudado un montón al crecimiento, porque ahora tenemos el condimento de un deporte espectacular por las condiciones que te decía antes, más la ayuda de personalidades súper influyentes de diferentes ámbitos en todo el mundo, que juegan al pádel y nos ayudan a promocionar.
"Nos ha ayudado un montón ver en las redes sociales de Cristiano, de Messi, de Neymar, de Mbappé, de gente, de tenistas como Rafa Nadal, Roger Federer, Diokovic, que hablan de pádel"
¿Qué tres consejos darías a alguien que juega de vez en cuando y quiere mejorar?
No suelo dar consejos, yo lo único que digo es, si has encontrado en el pádel el deporte en el cual te lo pasas bien, cuídate y hacé un poquito de actividad física junto con el pádel, porque cuanto más cuides tu condición física, más tiempo vas a disfrutar del pádel como deporte. Eso es lo único que siempre digo, porque considero que es lo más importante, que sigan disfrutando del deporte, que se cuiden un poquito para poder disfrutarlo la mayor cantidad de tiempo posible y que lo jueguen día a día.
¿Cuál ha sido tu lesión más dura, no solo físicamente, sino también anímicamente? ¿Y qué recomendarías para prevenir lesiones?
No hay receta mágica para evitar lesiones. Es verdad que si te cuidas un poquito con un previo acondicionamiento físico, con un poquito en la comida, un poquito en el descanso, yo creo que eso ayuda mucho a que el cuerpo se recupere y puedas disfrutar de tu ocio a nivel amateur cada día. Y para mí, por supuesto que tuve lesiones a lo largo de mi carrera, por supuesto que el haber jugado hasta mis 45 años ha hecho que el cuerpo, porque siempre le puedes encontrar la vuelta a los adversarios, pero hay alguien que te va a ganar siempre, que es el tiempo.

Sin embargo, contra el tiempo no puedes entonces, puedes hacer lo que sea, pero siempre el tiempo gana. Y para mí, más allá de que tuve lesiones muy duras a lo largo de mi carrera, que en un momento me daban la sensación de que era el final, no hay lesión o no hay derrota que se compare al dolor de tener lejos a tu familia, de tener que dejar a tu familia en Argentina para venir a hacer tu profesión.
Solo los que estamos lejos de nuestra familia, que le hemos tenido que dar un beso a nuestros abuelos, y cuando llegas a final de año, porque yo me despedía a final de enero dándoles un beso, y cuando llegaba en diciembre después del Master Final, no sabía si les daba un beso o les llevaba una flor al cementerio. Y yo creo que cuando experimentas ese tipo de dolor del corazón, todo lo que sean dolores físicos, no solamente de las lesiones, sino de todo lo que tienes que hacer para recuperar las lesiones, que pasas por procesos de mucho dolor físico, pero es incomparable con el dolor del corazón, por eso no hubo una sola lesión que me duela más que la de haber dejado a mi familia en Argentina.
Me despedía de mis abuelos en enero, y volvía en diciembre. No sabía si les daba un beso o les llevaba una flor al cementerio
¿Cuál ha sido tu batalla interna más difícil?
Sin duda, esa distancia con la familia. Los deportistas también somos personas. Lloramos solos, extrañamos, tenemos los mismos problemas que todos. Tenemos la suerte de hacer sonreír a la gente con lo que hacemos, y eso lo compensa, pero no elimina el coste emocional.
Ahora que llevas meses retirado, ¿cómo llevas la vida sin dolor? ¿Sigues entrenando igual o te relajas más?
Me cuidé siempre. Estuve cinco años despertándome con dolor por una lesión en el tendón de Aquiles. La primera media hora del día iba cojo. Ahora me levanto sin dolor, y es una sensación rara, maravillosa. Me retiré cuando quise, aún entre los 20 mejores del mundo. Estoy empezando a disfrutar y a tomar conciencia de mi carrera.
¿Has probado el pickleball? ¿Lo ves como una amenaza o una oportunidad para el pádel?
Lo probé y estoy agradecido de que exista. Nos va a ayudar. En EE. UU., el pickleball es muy popular, y mucha gente que lo pruebe acabará conociendo el pádel. Para mí no es una amenaza, sino un trampolín para el crecimiento del pádel a nivel mundial.
¿Qué hace al pádel un deporte único? ¿Crees que tiene techo?
El pádel es el deporte del futuro. Muy fácil, muy social, muy disfrutable. El único límite es el tiempo: hace falta que más países lo conozcan. Una vez que lo conocen, crece. Así que no veo techo.
Si pudieras elegir una pareja de pádel para un torneo, ¿a quién elegirías? ¿Famoso o profesional?
A mi padre. No tengo dudas. Me gustaría jugar mi último torneo con él. Mis mejores recuerdos son con él, fue el portero de mi equipo de fútbol. Nada supera eso.
Si volvieras a tener 15 años, ¿volverías a apostar por el pádel?
No cambiaría nada. Ni lo bueno ni lo malo. Volvería a pasar por todo: las alegrías, las derrotas, los cumpleaños solo, el dolor físico. Todo eso me hizo quien soy.
¿Habrá una tercera parte de tu libro dentro de 20 años?
No, ya está. Ya conté desde dónde salí hasta dónde llegué. Con eso basta.


