Pensiones

Con la vista puesta en el 2050: ¿y si las pensiones son otro motor de la economía y no un lastre?

El consumo que realizan los pensionistas aumenta la demanda y fomenta el crecimiento económico.. Getty Images
  • Según un estudio de la Universidad de castilla-La Mancha, el gasto en pensiones permitió la creación de 1.200.000 puestos de trabajo en 2021, el 6,7% del total

  • Por cada euro gastado en pensiones, el Estado recuperó 42 céntimos en impuestos, lo que supone un retorno fiscal del 41,8%

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Ya no es noticia que cada mes el gasto en pensiones supere su récord. Esto será así hasta mediados de la década de 2040, cuando los boomers comiencen a desaparecer y con ellos sus “costosísimas pensiones”. Desde hace años, economistas vinculados al mundo de la banca y los seguros predicen la quiebra del sistema, un futuro apocalíptico para los jóvenes, o que los jubilados reciben mucho más que otros colectivos y suponen una carga insoportable para la economía.

Es innegable que la generación más numerosa de la historia de España también será la que más gastará en pensiones, porque son más, porque han cotizado más y porque van a vivir más. Pero hay un punto de vista sobre el que no se ha tratado mucho, y es lo que suponen para la economía los millones de euros (200.000 millones en 2024) que se vierten al sistema cada año en forma de pensiones. Un estudio de los economistas Eladio Febrero y Fernando Bermejo de la Universidad de Castilla-La Mancha pone el foco en este punto, y aporta datos e hipótesis novedosas e interesantes.

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El punto de partida

El trabajo pone el punto de mira en el crecimiento impulsado por la demanda de los pensionistas en bienes y servicios de consumo. Según los autores, “el peso de las pensiones para las personas de 65 años o más en 2021 fue del 8% del PIB, y su gasto "puso en movimiento" el 6,7% de la producción total y del empleo total. Aportan un dato importante, que el Estado recupera 42 céntimos en impuestos por cada euro gastado en pensiones, y defienden que las pensiones en 2050 son sostenibles.

El estudio parte de la premisa de que nuestro sistema de pensiones de reparto es un sistema de transferencia de impuestos porque las prestaciones pagadas a los jubilados son el resultado de una decisión política, y aunque la mayor parte de sus ingresos provienen de los impuestos sobre la nómina, las cotizaciones, la diferencia entre gastos e ingresos se cubre con impuestos generales o mediante la emisión de deuda pública.

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De esta forma se desmarcan de todos los estudios que consideran el sistema de pensiones actuarialmente, como si fuera un plan de pensiones, es decir, contando ingresos y gastos, enfoque que irremediablemente conduce a un sistema insostenible y deficitario.

Si se consideran las pensiones como un sistema de transferencia de impuestos, estas financian los gastos de consumo y aumentan la demanda autónoma. El crecimiento depende de la demanda autónoma, y por tanto el gasto social representa un motor de crecimiento.

Desde ese punto de vista, el gasto de los pensionistas puede contribuir a mantener el crecimiento de la producción, la capacidad productiva y el empleo a un nivel relativamente alto, el profesor Bermejo argumenta que “un generoso sistema de reparto del tipo de beneficio definido como el nuestro es muy probable que aumente la propensión de la comunidad a consumir, fortaleciendo así también la demanda de capital”.

Para llevar a cabo su análisis los autores utilizan una herramienta matemática compleja que analiza cómo el gasto en un sector de la economía (en este caso, el de los pensionistas) afecta a todos los demás sectores de forma interconectada.

El modelo representa cómo las diferentes industrias de una economía se necesitan mutuamente para producir bienes y servicios, y mide el consumo inducido de los trabajadores (es decir, el consumo que aumenta porque hay más empleo gracias al gasto de los pensionistas) y la inversión inducida (la inversión que realizan las empresas porque esperan una mayor demanda).

En el estudio se analiza como la cantidad de dinero en la economía no está determinada únicamente por el banco central, sino que también responde a las necesidades de financiación de las empresas y los hogares. “La Teoría del Circuito Monetario explica cómo el dinero se crea y circula en la economía a través de los préstamos bancarios para financiar la producción y el gasto. En este contexto, las pensiones se monetizan cuando los bancos prestan al gobierno para realizar los pagos a los pensionistas. Una minoración de las pensiones supone una menor creación y circulación del dinero, y por tanto una contracción económica”, explica Bermejo.

Impacto Significativo en la Economía Española

Los hallazgos del estudio revelan la magnitud del impacto del gasto de los pensionistas en la economía española en 2021, año en el que se tomaron los datos:

  • Las pensiones de jubilación para personas de 65 años o más representaron el 8% del Producto Interior Bruto (PIB).
  • El gasto de los pensionistas en 2021 generó la necesidad de 1.223.000 de empleos equivalentes a tiempo completo, lo que constituye aproximadamente el 6,7% del empleo total. Este impacto se distribuyó de manera heterogénea entre los sectores, destacando su relevancia en actividades artísticas, de entretenimiento y recreativas (14% del empleo total en este sector), actividades financieras y de seguros (12%), actividades inmobiliarias (12%) y servicios de alojamiento y restauración (12%).
  • El estudio calcula que, por cada euro gastado en pensiones, el Gobierno recuperó 42 céntimos en impuestos, lo que implica una tasa de retorno fiscal del 41,8%. Esta recuperación se materializó a través de diversos canales:
  • Impuestos directos sobre la renta pagados tanto por los pensionistas (8.225 millones de euros) como por los trabajadores empleados en la producción para satisfacer el consumo de los pensionistas (10.765 millones de euros).
  • Impuestos netos sobre la producción derivados del aumento en la producción industrial impulsado por el consumo de los pensionistas (2.140 millones de euros).
  • Impuestos sobre la nómina (cotizaciones a la seguridad social) correspondientes a los salarios generados por el consumo de los pensionistas (7.777 millones de euros).
  • Impuestos indirectos sobre los bienes y servicios consumidos inicialmente por los hogares de los pensionistas (9.953millones de euros) y los derivados de los efectos indirectos e inducidos en la producción (1.850 millones de euros).
  • El gasto total de los pensionistas (pensiones después de impuestos directos) a precios de productor ascendió a 79.156 millones de euros, lo que generó un valor añadido total de 82.314 millones de euros, resultando en un efecto multiplicador de las pensiones sobre el valor añadido de 1,04.

Sostenibilidad de las Pensiones en el Horizonte de 2050

El estudio también aborda la cuestión crucial de la sostenibilidad del sistema de pensiones español en 2050, un escenario marcado por un previsible aumento significativo en el número de pensionistas, que se espera que casi se duplique. Los investigadores exploran dos escenarios alternativos para mantener la viabilidad financiera del sistema sin recurrir a recortes en las prestaciones:

  • Aumento de los impuestos sobre las ganancias en un 57% para compensar el déficit proyectado de la Seguridad Social.
  • Lograr que las exportaciones crezcan al mismo ritmo que el gasto en pensiones. Este escenario requeriría un incremento de 190.013 millones de euros en las exportaciones y la creación de más de 4 millones de empleos equivalentes a tiempo completo.

Aunque parecen unos números muy abultados, Bermejo señala que “las tasas de crecimiento anual necesarias para alcanzarlas se sitúan por debajo de los promedios históricos de España”. No obstante, advierten que una parte sustancial del aumento en la fuerza laboral podría provenir de la inmigración, lo que podría ejercer presión sobre los salarios y los beneficios empresariales.

Lo novedoso del estudio es que desafía la narrativa predominante que presenta las pensiones como una carga insostenible para la economía. Sus hallazgos invitan a reconsiderar las políticas públicas en relación con los sistemas de pensiones, reconociendo su doble función como pilar del bienestar social y como un componente dinámico de la demanda agregada.