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Qué documentos necesitas guardar tras una compra y cuánto tiempo conservarlos

Factura de una compra realizada a través de internet
Factura de una compra realizada a través de internet. Telecinco.es
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Nos hemos acostumbrado ya a que casi cada clic que hacemos pueda generar una factura, y que cada compra viene acompañada de un justificante. Por eso, la pregunta ya no es si debemos guardar los documentos, sino cuáles son los que hay que conservar y durante cuánto tiempo. La respuesta, aunque varía según el caso, puede marcar la diferencia entre reclamar un derecho o perderlo por falta de pruebas.

Lo primero que debemos tener presente es la importancia de guardar un ticket o una factura. Estos comprobantes son esenciales para ejercer derechos básicos como la devolución de un producto, el uso de la garantía o incluso para defendernos ante una posible inspección fiscal.

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Según la legislación española, los consumidores tienen derecho a reclamar durante un periodo mínimo de tres años, plazo de prescripción general de las acciones personales previsto en el artículo 1964 del Código Civil. No obstante, la Ley General para la Defensa de los Consumidores y Usuarios establece un plazo de dos años de garantía legal para productos nuevos, ampliable si el fabricante así lo indica. Esto significa que durante al menos ese tiempo, la opción de conservar la factura es mucho más que una recomendación, para convertirse en una labor imprescindible.

“Si el consumidor no conserva el justificante de compra, difícilmente podrá probar la existencia del contrato y, por tanto, ejercer sus derechos”, explica Rubén Sánchez, portavoz de la asociación FACUA.

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En casos en que no hay garantía, el derecho de desistimiento para el comercio electrónico otorga al consumidor 14 días naturales para devolver el producto sin necesidad de una justificación. Para hacerlo efectivo, la tienda puede solicitar el número de pedido o el comprobante enviado por correo. Si hay incidencias con el producto o la empresa no responde, el justificante será tu mejor baza para reclamar ante organismos como la OCU o incluso vía arbitraje de consumo. Eso sí, productos perecederos o en condiciones diferentes a las de compra, no podrán ser devueltos con la misma soltura, y se rigen bajo otra normativa diferente.

¿Y para autónomos y empresas?

La respuesta es más clara aún: seis años como mínimo. Es lo que exige el Código de Comercio (artículo 30) para la conservación de libros, correspondencia, documentación y justificantes relacionados con la actividad económica. Esto incluye facturas emitidas y recibidas, contratos, declaraciones de IVA, etc.

Además, si se trata de compras que pueden influir en declaraciones fiscales, como sería el caso de una deducción por inversión o gastos profesionales, la Agencia Tributaria puede solicitar los justificantes durante el periodo de prescripción de cuatro años, aunque muchos expertos recomiendan extenderlo hasta seis por seguridad jurídica.

Reparaciones, seguros y suscripciones

Otra categoría importante es la relativa a servicios relacionados con otras transacciones. Por ejemplo los justificantes de reparaciones si un electrodoméstico se estropea y lo reparan bajo garantía, habría que guardar el parte hasta que finalice el periodo de garantía restante.

En el caso de contratos de telefonía, energía o seguros, las facturas deben conservarse mientras estén vigentes y hasta seis meses después de su finalización, en caso de que surjan discrepancias en la facturación o la baja del servicio. Cuando hablamos de ampliaciones de garantía o seguros adicionales, lo mejor es guárdalos junto con el comprobante de compra hasta que expire la cobertura.

En lugar de almacenar los recibos físicos en un cajón, es mucho más recomendable digitalizar estos documentos y almacenarlos en la nube o en un disco duro cifrado. Un archivo PDF con fecha y copia del correo de confirmación puede ser tan válido como el original físico a la hora de demostrar una compra o transacción.

En resumidas cuentas, y aunque parezca exagerado, tirar el ticket justo después de una compra puede salir caro. Hacer una reclamación sin pruebas de compra es una batalla perdida. Los expertos recomiendan crear una carpeta (física o digital) dividida por años o por categorías: electrónica, hogar, servicios, salud, fiscal… Y aplicar una regla sencilla: guardar siempre lo que tenga un valor contractual, económico o legal, y conservarlo durante al menos 2 a 6 años según el caso.