Motor

Los cuatro hábitos más frecuentes a la hora de conducir que pueden ocasionar fallos en el coche

Precauciones antes de salir a la carretera
Precauciones antes de salir a la carretera. Telecinco.es
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Julio y agosto son meses de maletas, carreteras repletas y de aire acondicionado a tope. También son, según datos de la Dirección General de Tráfico, los periodos con mayor número de asistencias por averías, especialmente en lo que a desplazamientos de largo recorrido se refiere. 

Muchas de esas averías tienen un origen común ciertos hábitos de conducción que parecen inofensivos en un primer momento, pero que desgastan piezas clave del vehículo antes de tiempo. Actuar a tiempo y corregir estos gestos puede suponer la diferencia entre disfrutar de un viaje placentero y tener que hacer una llamada urgente a la grúa

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Aire acondicionado al máximo nada más arrancar

Subirse al coche después de que haya estado horas al sol y encender el aire acondicionado a máxima potencia es un gesto habitual… pero también muy caro. El compresor, una pieza clave del sistema de climatización y una de las más costosas de sustituir, sufre un esfuerzo extra si se exige su máximo rendimiento con el motor en frío. Además, un estudio de IDAE recuerda que el uso ineficiente del aire acondicionado puede aumentar el consumo de combustible hasta un 20%.

La alternativa es sencilla: abrir ventanillas antes de encender el motor durante unos segundos para ventilar el interior, esperar a que el motor coja cierta temperatura y fijar el climatizador en torno a 22–24°C.

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Vivir en la reserva

Circular con el indicador de combustible en rojo no solo sirve para generar ansiedad, ya que al hacerlo la bomba de gasolina empieza a aspirar sedimentos acumulados en el fondo del depósito. Según la Asociación Española de Profesionales de Automoción, esta práctica puede terminar por obstruir filtros y dañar inyectores, afectando tanto al rendimiento como a la vida útil del motor.

En verano, este riesgo se multiplica debido a que el calor favorece la evaporación del combustible y esto puede agravar los problemas de refrigeración del motor. La recomendación de los talleres es clara: no dejar que el depósito baje de un cuarto en la medida de lo posible.

Ir con el pie en el embrague

En atascos o recorridos urbanos es común mantener el pie, aunque sea ligeramente, sobre el embrague. Este contacto constante provoca fricción entre el disco y el plato de presión, acelerando su desgaste. Un embrague nuevo puede costar más de 1.000€, mano de obra incluida, según datos de OCU.

El remedio no requiere de una inversión elevada. Basta con hacer uso del reposapiés a la izquierda siempre que no se esté cambiando de marcha y evitar la tentación de “tener el embrague listo” en semáforos o retenciones, por aquello de salir el primero.

No ajustar la presión con el coche cargado

Viajar con el maletero lleno y los neumáticos sin revisar forma parte de la receta perfecta para maximizar el desgaste de los neumáticos de forma irregular… o para tener un reventón. El Manual del Conductor de la DGT recuerda que una presión incorrecta afecta a la adherencia, aumenta la distancia de frenado y eleva el riesgo de accidente. En verano, con asfalto caliente y mayor carga, el problema se agrava.

Antes de salir, conviene comprobar siempre la presión en frío y ajustarla siguiendo la etiqueta del vehículo o el manual del fabricante, teniendo en cuenta el peso extra de pasajeros y equipaje.

Prevenir antes de salir

Javier Fuentes, portavoz de formación de Midas España, lo resume así: “En nuestros talleres vemos cada año los mismos patrones. Son averías que, en la mayoría de los casos, podrían haberse evitado con pequeños cambios de hábito al volante”. Y añade que una revisión preventiva antes de cualquier viaje largo “es más barata que reparar, y clave para unas vacaciones seguras”.

Este verano, además de planificar la ruta y preparar las maletas, merece la pena añadir un punto a la lista: revisar el coche y desterrar estos cuatro hábitos. Es un gesto que protege tu bolsillo, mejora la seguridad y te ahorra la desagradable experiencia de pasar parte de las vacaciones en el arcén esperando a la grúa.