Cada vez falta menos para que arranque la campaña de Declaración de la Renta correspondiente a 2021, un trámite por el que deben pasar todos los trabajadores que en el ejercicio anterior hayan recibido más de 22.000 euros de un solo pagador o, en su defecto, 14.000 euros de más de uno o dos pagadores.

Este año, la campaña de Declaración de la Renta durará desde el 6 de abril hasta el 30 de junio, e incluirá una importante novedad en los tramos del IRPF (Impuesto de la Renta de las Personas Físicas) que afectará a las rentas más altas.

A raíz de la aprobación en diciembre de 2020 de los Presupuestos Generales del Estado, en los que el PSOE y Unidas podemos acordaron incluir una subida impositiva para las rentas más altas, en este 2022 se ha añadido un nuevo tramo en el IRPF, que pasa de tener cinco a seis.

Este nuevo tramo impositivo gravará a los patrimonios de más de 300.000 euros anuales, a los que se les aplicará una subida de dos puntos porcentuales. Así, si hasta ahora estos grandes patrimonios debían aplicar un tipo impositivo del 45%, a partir de 2022 se les impondrá una retención del 47%.

Según las perspectivas del Gobierno, este nuevo tramo afectará tan solo a 16.740 personas, es decir, a un 0,8% de los contribuyentes, aunque si se le suma el incremento en las rentas del capital, donde el IRPF para las rentas de más de 200.000 euros se ha incrementado en tres puntos porcentuales, los cambios podrían llegar a afectar a 36.200 contribuyentes, un 0,17% del total.

Pese a todo, la subida impositiva es menor que la que aparecía en el acuerdo del Gobierno, que establecía el corte en las rentas de 130.000 euros, y que la que proponía Unidas Podemos, que había pensado en imponer el corte en las rentas de 200.000.

Como consecuencia de esta medida, con la que el Gobierno espera aumentar en un 6,7% la recaudación derivada de este impuesto, en este 2022 los trabajadores que tengan que enfrentarse a la temida Declaración de la Renta se encontrarán con los siguientes tramos impositivos para el ejercicio de 2021:

El IRPF, recordemos, es un impuesto personal, directo y de tipo progresivo que funciona por tramos, aumentando a medida que crecen los ingresos, y que grava las rentas obtenidas a lo largo del año.

A pesar de que la liquidación de este impuesto se realiza en la Declaración de la Renta, durante el año fiscal las empresas están obligadas a abonar el IRPF a sus trabajadores mediante las deducciones y retenciones en su nómina. El objetivo de esta medida es que, en el momento de hacer la Declaración, el contribuyente no tenga que pagarle a Hacienda. Por ello, es importante que los trabajadores revisen las retenciones del IRPF de sus nóminas, ya que si son más bajas de lo que le corresponde, la Declaración le saldrá a pagar.