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Una experta en finanzas aclara la principal duda sobre el IRPF: "Lo más sensato es mantener la retención baja"

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Gestionar el IRPF sigue siendo un debate común en la planificación financiera individual. Unsplash
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El Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas es una de las cuestiones que más incertidumbre genera entre los contribuyentes. A medida que avanza el año fiscal, surgen dudas sobre cuál es la estrategia más adecuada: ¿aumentar la retención mensual o dejarla baja para tener mayor liquidez a corto plazo?

Muchos ciudadanos no comprenden del todo cual es el impacto de esta elección en sus finanzas personales. Aunque parece una elección menor, decidir qué tipo de retención aplicar puede influir directamente en la capacidad de ahorro, la inversión o incluso en el estrés financiero que se vive al momento de hacer la declaración anual.

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Hay que entender el funcionamiento del IRPF

El IRPF en España julio 2025 sigue operando como un tributo progresivo, donde la retención mensual anticipa parte del pago que el contribuyente realizará al final del ejercicio.

Según Leticia Poole, profesora de Economía y Empresa en la Universidad Europea de Valencia, hay una creencia errónea muy extendida: “Ni subiendo la aportación mensual, ni pagando el IRPF después de ahorrar, no se ahorra de ninguna de las dos formas”. Es decir, la clave no está en cuándo se paga, sino en cómo se gestiona el dinero a lo largo del año.

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Por tanto, el IRPF no es un impuesto que pueda evitarse, pero sí puede adaptarse su impacto en función del nivel de planificación financiera que tenga cada persona.

¿Por qué mantener la retención baja del IRPF?

Uno de los enfoques más recomendados por los expertos financieros es dejar una retención baja durante el año. Esto permite a los trabajadores y autónomos disponer de una mayor cantidad de dinero mes a mes, lo que puede destinarse al ahorro o incluso a inversiones.

“La opción más sensata si se es responsable para preparar el dinero para cuando llegue junio del año siguiente es mantener la retención baja, porque tiene como ventaja contar con más dinero mes a mes. Como desventaja, es que el riesgo de no prever el pago de la renta cuando llega y no tener la liquidez para hacerlo”, explica Poole.

Esta alternativa exige disciplina, ya que tener más dinero disponible también implica una mayor tentación de gastar sin previsión. Por ello, solo es aconsejable para quienes tienen un buen control sobre sus finanzas personales.

La importancia de la organización financiera

No todas las personas cuentan con la capacidad o el hábito de gestionar su economía de forma rigurosa. Para este grupo, aumentar la retención mensual podría ser una estrategia más acertada. “Hay gente que prefiere la opción de subir la retención mensual y así no tener que estar pendiente de guardar el dinero para cuando llegue el momento de la declaración. Esta opción es la mejor para la gente más desorganizada y despreocupada que no quiere estar pendiente y así evita sustos en la declaración. Esta opción tiene en cambio como inconveniente disponer de menos liquidez mensual”.

En este caso, la tranquilidad que se gana al llegar al año siguiente sin sorpresas puede compensar el hecho de haber tenido menos dinero disponible durante el resto del año.

Qué opción es mejor según tu perfil

Determinar cuál es la mejor estrategia respecto al IRPF, depende en gran medida del perfil financiero de cada individuo. Leticia Poole, profesora de Economía y Empresa en la Universidad Europea de Valencia, es clara en su recomendación: “Como consejo yo diría que, si no tienes capacidad de ahorro o disciplina financiera, es mejor subir la retención. Si sabes gestionar tu dinero, puedes mantenerla baja y usar ese dinero para invertir o ahorrar”.

El IRPF no es una penalización, sino una obligación fiscal que puede ser gestionada de forma más inteligente si se conoce bien su mecánica. La diferencia no está en pagar más o menos, sino en decidir cuándo y cómo se hace ese pago para afectar lo menos posible la salud financiera personal.

¿Cuándo conviene pagar el IRPF?

Existe un principio básico en economía que también aplica aquí: cuanto más se retrase un gasto sin generar intereses, mejor. “En finanzas lo mejor es pagar lo más tarde posible cualquier gasto en el que no hay intereses, como es la renta”. Este razonamiento favorece la opción de mantener la retención baja y aprovechar esa liquidez adicional a lo largo del año.

La decisión no debe tomarse a la ligera ni simplemente por imitación de lo que hacen otros. Mantener la retención baja no es siempre lo mejor para todos, pero sí lo es para quienes tienen el control y la responsabilidad financiera adecuadas.