Qué dicen los expertos sobre trabajar hasta los 71 años para cobrar una pensión

La entrada tardía al mercado laboral y el envejecimiento de la población son factores clave en este problema
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La posibilidad de que los jóvenes actuales tengan que trabajar hasta los 71 años para cobrar la pensión completa ha dejado de ser un mero ejercicio de ficción. En un contexto marcado por la precariedad laboral juvenil, el retraso en la incorporación al mercado de trabajo y una longevidad que no deja de aumentar, varios informes advierten de un escenario futuro en el que la jubilación a los 65 podría convertirse en un privilegio del pasado.
Pero ¿es realmente inevitable este horizonte? ¿Estamos ante una previsión técnica, una señal de alerta o una estrategia encubierta para reconfigurar el sistema público de pensiones? Los expertos, economistas y responsables del sistema aportan datos y respuestas que oscilan entre la preocupación, la crítica estructural y la necesidad urgente de reformular el contrato social entre generaciones.
Una proyección a 71 años
Un estudio conjunto de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (IVIE) advierte que, con una tasa de empleo del 43% entre los 16 y los 29 años los jóvenes se incorporan cada vez más tarde al mundo laboral. De esta manera habrían de prolongar su vida laboral hasta los 71 años para aspirar a una pensión equivalente al salario completo lo que supone un retraso de varios años del retiro. Esto se basa en modelos que proyectan hasta 2065, recalcando que sería necesaria una carrera laboral de 40 años, elevando la edad laboral hasta dicha cifra para alcanzar el 100 % del salario previo.
Esta información refuerza la idea de que la jubilación tenderá a retrasarse, para compensar los efectos de la pirámide generacional, y la incorporación tardía al mercado. Esta situación además hará que los jóvenes de hoy se acaben enfrentando a pensiones sensiblemente más bajas. A esto hay que añadir que losexpertos advierten que las proyecciones pueden leerse de modo aún más alarmista si no se introducen variables como retrasos o entradas al empleo desde los 25 años.
Alfonso Muñoz, del INSS, llama a la calma, y opina que las cifras usadas suelen mezclar etapas formativas y laborales. Si se toma en cuenta que muchos empiezan a cotizar tras los 25 años y trabajan hasta los 65, pueden llegar a los 40 años de cotización y jubilarse sin retraso severo. Esta lectura matiza el discurso alarmista, trasladándolo a un escenario contingente en función de las trayectorias vitales y laborales.
A esto hay que añadir la opinión de sindicatos como CCOO, que califican de exageradas ciertas proyecciones, advirtiendo que podrían ser instrumentos para impulsar planes de pensiones privados, en detrimento del sistema público de reparto. Reclaman reforzar la estabilidad laboral juvenil como vía principal, no alargar indiscriminadamente la edad de retiro.
Envejecimiento y reformas legales
España supera los 83,8 años de esperanza de vida, una cifra que ilustra cambios en el contrato social. Para 2050, el 30% de la población será mayor de 65 años, y el índice de dependencia superará el 50%.
Por este motivo la Ley 27/2011 fijó un aumento paulatino de la edad de jubilación hasta 67 años en 2027, y exige 37–38,5 años cotizados para el 100 % de la pensión. Aquellos con menos cotización enfrentan coeficientes reductores (hasta −15 %) o deben prolongar su carrera laboral hasta los 71–72 años para igualar ese nivel.

