¿Por qué muchos jubilados sienten culpa por no trabajar?

La transición de la vida laboral a la jubilación puede ser un desafío significativo para la identidad y el sentido de propósito de una persona que provoque sentimientos de ser inválido para la sociedad.
¿ChatGPT te puede ayudar a planificar tu jubilación?
La llegada de la etapa de la jubilación no siempre es tan feliz como se podría pensar. Hay muchos jubilados que sienten culpa por no trabajar, debido a una compleja combinación de factores psicológicos y sociales que vamos a tratar de sintetizar. Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que la transición de la vida laboral a la jubilación puede ser un desafío significativo para la identidad y el sentido de propósito de una persona, una nueva etapa en la que la rutina diaria que se ha podido seguir durante décadas cambia drásticamente, pudiendo generar un sentimiento de vacío o la sensación de estar perdiendo el tiempo sin ser productivos. Vamos a ver cómo recomiendan los expertos afrontar esa posible culpabilidad.
¿Por qué sienten culpa los jubilados?
Esta sensación de culpabilidad que tienen las personas que han dejado de trabajar se puede deber a una multitud de factores. El principal es el sentimiento de pérdida de identidad. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de nuestra vida la pasamos trabajando, por lo que la identidad está fuertemente ligada a la profesión que hemos elegido o desarrollado durante décadas. Cuando esta etapa cesa al iniciarse la jubilación se puede sentir que se ha perdido en cierta medida la esencia de lo que se era, una parte fundamental de sí mismos y, como consecuencia, que han perdido gran parte de su valor.
Si durante décadas uno se ha centrado en el trabajo y la obtención de ingresos como principal motivación y mentalidad mes a mes, la jubilación corta de raíz con estas prioridades y obliga a cambiar esto. Teniendo en cuenta que el cerebro puede (y suele) resistirse a abandonar los patrones de comportamiento más arraigados, hay un choque de nueva realidad.
Otra de las consecuencias es más social, debido a la valoración que tiene el trabajo entre nuestros semejantes y al concepto de productividad tan ligado a la actividad profesional. Como esta productividad laboral se considera un signo de valor, cuando se jubilan hay algunas personas que sienten que han dejado de ser productivas para la sociedad, llegando incluso a extremos más depresivos como sentimiento de inutilidad o de carga para la sociedad.
Además, la pérdida de la posibilidad de trabajar implica una reducción del círculo social, lo que, en una nueva vida mucho más sedentaria y solitaria, no siempre es lo mejor, por inevitable que sea. Como la actividad profesional es una fuente importante de interacción social, la llegada de la jubilación puede llevar a sentimientos de soledad y aislamiento.
Guía para superar la culpa de no trabajar
Como decíamos al comienzo, la fase de la jubilación, sobre todo en el primer año, es, en cierta medida una etapa de duelo por la pérdida de un estilo de vida que, como en otros duelos, requiere de sus fases de aceptación y posterior superación. No pasa nada si te sientes triste o decaído por haber perdido ese pilar laboral en tu vida y expresa con tus allegados cómo te sientes, por mucho miedo que tengas a que no entiendan que te sientas así si ellos están deseando tener su retiro dorado. Si esta sensación de culpabilidad perdura, contempla la posibilidad de acudir a ayuda psicológica profesional.
El otro gran paso es encontrar un nuevo sentido del propósito. Hay que actualizar tu vida con nuevos intereses que llenen el vacío que ha dejado tu profesión. Puedes invertir el tiempo en actividades de ocio, didácticas o una mezcla de ambas, como apuntarte a clases de pintura, cerámica o aprender a tocar un nuevo instrumento. Haz de la pérdida una oportunidad para sentirte más realizado dando rienda suelta a aquello que querías hacer y no tenías el tiempo para ello.
Por supuesto, si la principal causa de estos sentimientos depresivos por la pérdida de empleo tiene que ver con haber perdido a tu círculo social relacionado con el trabajo, no dejes que la nueva situación de jubilación te aísle. Intenta mantener dichas relaciones en horas fuera de trabajo, e incluso podrás aprovechar el mayor tiempo libre para cultivar o retomar el contacto con familiares o amigos a los que tuvieras más descuidados o en segundo plano. Como en el caso anterior, trata de unificar estas necesidades sociales con actividades que te distraigan, como clases colectivas, clubes de lectura, viajes del Imserso, etc.
Para compensar el posible sentimiento de estar 'perdiendo el tiempo', trata de marcarte una rutina para tus nuevos días 'más largos'. Aprovechando que no tienes por qué llevar una vida tan rígida como cuando tenías que acudir a tu puesto de trabajo, todavía puedes tratar de sentir que tienes cierto control sobre tus horarios, ya que tener un plan ayuda a evitar la sensación de estar a la deriva en medio de un caos que te ha tocado vivir por llegar a cierta edad.

