Thomas Cook, el ebanista que montó un imperio que empezó en un tren para alcohólicos

  • El primer viaje intentaba entretener a los obreros para que bebieran menos y costó un chelín

Ha sido la noticia del día y va a afectar durante un tiempo a las economías europeas. Thomas Cook ha quebrado. Nada menos que 20.000 empleados perderán su trabajo. El Gobierno británico dijo no a rescatar la empresa porque era privada. Cultura inglesa. No hablamos de una empresa cualquiera. Thomas Cook era la agencia de viajes más antigua del mundo. Tras 178 años de historia, el gigante ha cerrado tras entrar en suspensión de pagos, dejando a 600.000 turistas colgados alrededor del planeta. Nació a mediados del siglo XIX como una humilde empresa que gestionaba viajes cortos en tren hasta llegar a ser el segundo touroperador más importante de toda Europa.

Cook fue un ebanista carpintero, empresario inglés y pastor baptista nacido en 1808 que ha pasado a la historia por ser el primero en organizar un viaje. En 1841 fletó un tren para un grupo de personas que iba a un congreso de alcohólicos anónimos; Cook quería ofrecer a la clase trabajadora algún tipo de entretenimiento que le alejase del exceso de la bebida en los difíciles tiempos victorianos. Así, vendió un recorrido de 19 kilómetros desde la ciudad de Leicester (centro-norte inglés) hasta la localidad de Loughborough, a un coste de un chelín por persona (equivalente a poco más de tres euros actuales). Aunque esa primera prueba no le dejó muchas ganancias, vio el potencial del sector y creó la que se considera la primera agencia de viajes de la historia, Thomas Cook and Son.

Orient Express compró la idea

Los viajes cortos resultaron después tan exitosos que Cook los repitió durante varios veranos seguidos, lo que dio paso a extender los recorridos por otras localidades británicas. En 1855 Thomas Cook se puso como meta cruzar el Canal de la Mancha para visitar París y, a partir de allí, extendió las ofertas de visitas a otros destinos europeos antes de que siguieran los de Estados Unidos, Asia y Oriente Próximo.

A finales de 1920, los nietos de su fundador vendieron el negocio a los propietarios belgas del Orient Express, pero con el estallido de la II Guerra Mundial fue nacionalizado por el Gobierno británico a fin de salvarlo de una posible ocupación nazi.

En la posguerra, la empresa volvió a florecer al ofrecer paquetes vacacionales al extranjero, aunque con el tiempo tuvo que hacer frente a una creciente competencia y fue privatizada en los años 70. En 1992 fue comprada por el banco alemán Westdeutsche Landesbank. En 2001 pasó a manos de otra compañía alemana, C&N Touristic AG, y se procedió a la apertura de tiendas para la venta de paquetes turísticos y se amplió el negocio en el extranjero. En 2007 se fusionó con el grupo MyTravel.

En 1999, Thomas Cook empezó su proyecto para operar sus propios vuelos a través de una aerolínea de su marca. Posteriormente fue añadiendo otras compañías de diferentes zonas de Europa: Thomas Cook Airlines. La primera del grupo, creada a partir de de la adquisición de JMC Air. Operaba con modelos Airbus: Thomas Cook Airlines Balearics. Para el importante mercado de turismo británico y alemán en Baleares.

Internet, su gran rival

El siglo XXI fue el momento más difícil para la compañía por la revolución digital y el auge de las compras de vacaciones y billetes de avión por internet, así como el aumento del número de compañías de billetes baratos. En los últimos años, Thomas Cook acumuló deuda, a lo que se sumaron problemas como las fluctuaciones de las divisas, desastres naturales como huracanes, o la incertidumbre que ha generado el "brexit’ le dieron la puntilla.

El grupo TUI, que ya hay sido acusado de subir los precios aprovechando la coyuntura, será uno de los grandes beneficiados con la quiebra de su competidor directo, de acuerdo con Financial Times. Otro ganador será la aerolínea EasyJet, que aprovechará para ganar una tajada en el sector de los paquetes vacacionales. Además de los miles de viajes afectados, entre los perdedores se cuenta el conglomerado chino Forsun, que había invertido más de 200 millones de euros desde que entrara en el capital de la empresa en 2015. El conglomerado pretendía ir de la mano de Thomas Cook para captar lo más posible del creciente mercado turístico chino.