Educación

Qué parte del cerebro usamos más: la ciencia desmonta el mito del hemisferio izquierdo y derecho

Se decía que el izquierdo es “lógico” mientras que el derecho es “creativo”. Freepik
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MadridDurante años, se han escuchado frases como “tú utilizas más el hemisferio derecho, eres creativo y soñador” o “usas el izquierdo, por eso eres lógico y analítico”. Esta idea es frecuente en libros de autoayuda, conversaciones cotidianas e incluso en programas educativos. Este mito ha calado tanto que muchas personas creen que su capacidad para las matemáticas, música o escritura depende de la parte del cerebro que “dominan”.

La neurociencia actual lo desmiente: no se usa más un hemisferio que otro, y el cerebro no funciona como dos mundos separados. Lejos de esa imagen tan simple, el cerebro humano es un órgano extraordinariamente complejo, el cual trabaja como una red de colaboración constante. Las áreas responsables de la lógica, la creatividad, las emociones o la memoria se activan de manera conjunta, y cada experiencia que se vive, puede reorganizar o fortalecer esas conexiones.

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Entonces, ¿por qué nos gusta tanto la idea de clasificarnos en “analíticos” o “artísticos”? Y, ¿qué implicaciones tiene desmontar este mito tan arraigado para la educación y la forma en la que se entiende el aprendizaje?

De dónde viene este mito

La idea de que los hemisferios cerebrales tienen funciones opuestas proviene de investigaciones realizadas en los años 60 y 70 con pacientes sometidos a cirugía para tratar la epilepsia. El neurocientífico Roger Sperry, el cual recibió el Premio Nobel en 1981, descubrió que al cortar el cuerpo calloso (lo que sería la autopista de fibras nerviosas que conecta el cerebro) en estos pacientes, se producían diferencias en la percepción y el procesamiento de la información.

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Por ejemplo, si una palabra se mostraba en el campo visual izquierdo (el cual se procesa en el hemisferio derecho), el paciente podía dibujarla pero no nombrarla. Estos descubrimientos fueron los que popularizaron la idea de que cada hemisferio tenía personalidades distintas, siendo el izquierdo lógico y analítico, y el derecho, creativo y emocional.

Sin embargo, los propios estudios de Sperry y los que vinieron después ya comenzaban a señalar que esta división no estaba tan clara. Era un fenómeno específico de pacientes con el cerebro “desconectado”, no se trataba de algo general. Aun así, los medios y la cultura popular se encargaron de simplificar esta investigación y convertir sus conclusiones en un mito.

Qué dice la ciencia hoy

Con el avance de la neuroimagen, los científicos han podido observar cómo funciona el cerebro en tiempo real. Los resultados desmontan completamente este mito: no existe evidencia alguna de que unas personas utilicen más un hemisferio que otro.

Un estudio de la Universidad de Utah en 2013 analizó imágenes cerebrales de más de 1.000 personas y concluyó que no se apreciaban diferencias significativas en la dominancia hemisférica entre los sujetos. Es decir, nadie es “más izquierdo” ni “más derecho”.

Lo que sí que se ha demostrado es la lateralización de funciones. Ciertas funciones tienden a involucrar más a un hemisferio cerebral que a otro. Un ejemplo sería el lenguaje. Éste se procesa mayoritariamente en el hemisferio izquierdo en la mayoría de las personas. La percepción espacial, sin embargo, está más vinculada al derecho. Incluso en estas funciones que utilizan más uno que otro, ambos hemisferios deben trabajar juntos en mayor o menor medida.

Entonces, ¿es cierto que usamos solo el 10% del cerebro?

Este es otro mito clásico que suele ir de la mano al de los hemisferios. La respuesta es bastante clara: no. De hecho, se utiliza prácticamente todo el cerebro. Las distintas áreas se activan dependiendo de la actividad que realizamos, desde resolver un problema matemático hasta acordarnos de un nombre o mover una parte del cuerpo.

Los escáneres cerebrales muestran que incluso en reposo, el cerebro está muy activo: regula funciones básicas vitales como la respiración, procesa estímulos del entorno y mantiene conexiones internas. Esta idea del 10% es un mito sin base científica alguna que posiblemente nació por una mala interpretación de estudios a principios del siglo XX.

El trabajo en red es la verdadera magia del cerebro

Lejos de dividirse en hemisferios opuestos, el cerebro funciona como una red interconectada. Cada tarea activa diferentes áreas que colaboran entre sí. Resolver un problema matemático no solo va a implicar al hemisferio izquierdo, sino que también necesita áreas de memoria, atención y percepción visual. De la misma manera que pintar un cuadro necesita más que creatividad, requiere planificación, control motor y memoria, funciones repartidas por todo el cerebro.

La popularidad de este mito viene por su sencillez, simplifica un órgano que es muy complejo mediante una metáfora con gancho, además, refuerza identidades y a los humanos nos encanta pensar que alguien es “más creativo” o “más lógico”. Y evidentemente, al tener gancho, se vende muy bien, y la prueba es que ha sido parte de libros de autoayuda, tests de internet y programas de coaching.

El problema llega cuando esta simplificación puede llevar a malinterpretaciones educativas, como pensar que algunos niños solo pueden aprender “de forma creativa” mientras que otros “de forma analitica”. Con esta idea, solo se consigue limitar el potencial de los niños.