Incendios forestales: qué condiciones meteorológicas los favorecen

  • Los incendios forestales amenazan nuestros bosques cada verano: conoce qué lo provoca y cómo evitarlos

Un incendio forestal es aquel en el que el fuego que se extiende de forma descontrolada en una zona forestal o silvestre: lo que lo distingue de lo demás es su amplia extensión, la velocidad con la que se propaga, su potencial para cambiar de dirección inesperadamente y su capacidad para superar obstáculos como carreteras, ríos y cortafuegos. Se trata, por tanto, de fenómenos de alta peligrosidad, tanto para la vida de las personas como para la supervivencia de la fauna y flora afectadas. ¿Cuáles son las causas de los incendios forestales y cómo podemos evitarlos? ¿Qué condiciones meteorológicas propician estos incendios?

Causas de los incendios forestales y condiciones meteorológicas que los propician

Los incendios forestales pueden generarse por distintas causas, algunas de ellas por acción directa del hombre (manejar fuego de forma irresponsable en zonas de bosque) o por acción indirecta (falta de cuidado preventivo en estas áreas, incidencia del cambio climático debido a la actividad humana...) Claro está, también pueden producirse por causas naturales, como la caída de rayos o erupciones volcánicas. Estas son algunas de las causas más frecuentes a nivel climático:

  • Una temperatura inusualmente elevada. Este factor puede aumentar el riesgo de incendio considerablemente.
  • Falta de lluvias. Ello provoca que la vegetación se seque y que el fuego se propague fácilmente.
  • Vientos fuertes. Este fenómeno provoca que el fuego se avive y propague mucho más rápido.

En cuanto a los descuidos humanos que propician la aparición de incendios, los más frecuentes son los siguientes:

  • Lanzar colillas encendidas sobre la vegetación.
  • Iniciar o no apagar correctamente una hoguera o fuego de cualquier tipo.
  • Abandonar o tirar en el bosque objetos de vidrio (al ser un elemento refractario, puede llegar a producir fuego).
  • Quemas agrícolas fuera de control.
  • Jugar con fuego en zonas de peligro.

En cuanto al estado del bosque, los incendios forestales se generan en espacios con grandes masas de vegetación, en concurrencia con períodos más o menos prolongados de sequía. La deshidratación de las plantas hace que se sequen (al igual que el suelo) y que se produzca etileno, un compuesto químico altamente combustible. Se suman así dos factores: la sequedad de la vegetación (que hace que ésta arda más fácilmente) y la presencia de este gas (que acelera el proceso y su propagación). Si a estas condiciones se suma la existencia de períodos de altas temperaturas y vientos fuertes o moderados, la probabilidad de que una simple chispa provoque un incendio se vuelve significativa.

Hay que mencionar también que alrededor del 60 por ciento de los incendios en España se consideran intencionados, es decir, con acción dolosa del causante. La quema no autorizada, ilegal e incontrolada de superficies agrícolas; la piromanía, usos cinegéticos, vandalismo o venganzas personales; ahuyentar animales (lobos, jabalíes...); la especulación urbanística; la animadversión contra repoblaciones forestales; bajar el precio de la madera... Las negligencias y causas accidentales representan entre un 20 y un 25 por ciento de los casos.

Por último, estas son algunas medidas para evitar la generación de incendios forestales:

  • La concienciación social, con la finalidad de educar a la población en un uso racional del fuego, evitando situaciones de riesgo.
  • El cuidado y planificación de las masas forestales y los bosques, mediante la realización de cortafuegos y una planificada y extensa red de pistas forestales y depósitos de agua.
  • La limpieza periódica de bosques mediante las oportunas labores selvícolas, así como las labores de desbroce.
  • Incentivar un mejor aprovechamiento económico de los montes (como por ejemplo la biomasa), ante la observación de que el monte no arde allí donde es rentable.
  • La introducción en franjas delimitadoras de especies con un bajo poder combustible.
  • La realización de quemas preventivas (quema prescrita) durante períodos de bajo riesgo de incendio.
  • La adopción de medidas legislativas orientadas a prevenir que existan personas o colectivos que puedan sacar beneficio de los incendios.
  • Reforzar la persecución policial y judicial de los incendiarios para evitar que puedan quedar impunes, así como la vigilancia de aquellos que tras cumplir condena vuelven a quedar en libertad.
  • Ofrecer recompensas que incentiven a cualquiera que conozca al responsable de un incendio a dar el paso de denunciarlo.
  • Reforzar los medios de vigilancia de los montes (patrullas, puestos fijos de observación, cámaras, aviones, satélites...) en períodos de alto riesgo de incendio.