Lo de las inundaciones en Murcia es la historia de nunca acabar. En lo que va de año, se han producido en tres ocasiones, y todavía quedan las tormentas de verano y otoño, que tienden a ser más violentas porque el Mediterráneo está más caldeado. Aunque no todo es malo después de la que cayó ayer. En Orihuela (Alicante), la sierra está resplandeciente gracias a las cascadas que fluyen acantilado-abajo tras a las lluvias.
Puerto Lumbreras, Los Alcázares, La Manga del Mar Menor, Torre Pacheco, La Hoya… Son nombres que escuchamos demasiado frecuentemente por los motivos menos afortunados. El granizo y los chaparrones golpearon el lunes la Región de Murcia a partir del mediodía, además de los 200 rayos nube-tierra que registraron los radares de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet).
Estas son solo algunas de las imágenes que muestran lo que se vivió el lunes por la tarde:
El pluviómetro de la Confederación Hidrográfica del Segura recogió en el municipio de Torre Pacheco, al norte de Cartagena, más de 20 litros/m(2) entre las 14:00 y las 14:10 horas. Es decir, en 10 minutos. Al rato, el agua corría calle abajo en esta y otras localidades, y tuvieron que cortarse varias carreteras.
En cuanto a cuáles serán los efectos sobre la laguna del Mar Menor, que anda muy deslucida por el fango y las algas especialmente desde la gota fría del pasado octubre de 2019, probablemente lo sepamos pronto. Las previsiones para el verano, por lo pronto, apuntan al peor de los escenarios a menos que se proteja el que un día el hábitat preferido del caballito de mar.
En Alicante llovió desde primera hora del lunes. Lo hizo tímidamente para ir cobrando fuerza a lo largo del día y después paró de cara a la noche. La atención se centró en Orihuela y demás municipios del sur de la provincia donde, desde el 1 de septiembre de 2019, se superan los 800 l/m(2) de agua, lo cual prácticamente triplica la cifra habitual de 276,3 l/m(2).
Como resultado, varias calles quedaron anegadas. Pero también, como decimos, la sierra se vio muy favorecida. Las cascadas de Orihuela presumían de caudal a pesar de lo seca que se veía la ladera a las puertas de un verano que se presenta muy seco. Motivo de más para correr a visitar la montaña.