Desde que comenzara el 'veranillo de San Miguel', las temperaturas en este país se han situado por encima de lo normal. En algunos casos incluso hacía 10ºC por encima de la media, en regiones sobre todo del norte peninsular. Sin embargo, si hablamos de términos absolutos, las máximas más altas se han registrado en Huelva, Sevilla y Córdoba, tal y como muestran los mapas de temperaturas.
Esta situación es anómala en el sentido de que los valores no corresponden a los propios para la época del año, pero no es inaudita. Otras veces en la historia nos hemos encontrado con valores similares o incluso más extremos. Como los 40,0ºC justos en la estación del aeropuerto de Tenerife Sur el 26 de septiembre de 1983, o los 40,6ºC alcanzados en Játiva el pasado 23 de septiembre del 1991. Pero, de todos, el caso más espectacular lo tuvimos el año pasado en Pájara (Fuerteventura). El 10 de octubre del 2017 se registró la friolera de 43,2°C.
Según las crónicas que se publicaron por aquel entonces, ocurrió durante un episodio de calima en las islas Canarias, obligando al cabildo a activar el aviso amarillo por calor. En este episodio no solo se dispararon las temperaturas, sino que la masa de aire africana cargada de polvo enturbió el cielo haciendo que apenas se pudiera divisar el horizonte en las islas.
¿Por qué tanto calor?
Se trata de un episodio que entra dentro de lo que se conoce como ‘veranillo de San Miguel’. Durante esta semana, las altas presiones toman posiciones y hacen de barrera de entrada de masas de aire frío, que son los que templan los termómetros. Si además, como ha ocurrido estos días, entra el viento de levante, seco y cálido en el interior, las temperaturas suben como la espuma. Y eso es lo que ha ocurrido hasta ahora, si bien se prevé que disminuya un poco la intensidad del calor en los próximos días, con valores más acordes a la época del año.